A nivel global, el turismo presenta una tendencia imparable; más del 10% del PIB Mundial, creando 1 de cada 4 empleos de los que se generaron entre el 2015 y el 2019 y la tercera industria con mayor crecimiento, después del sector financiero y tecnología de la información.
Es una realidad que la pandemia ha afectado a esta industria como a pocas. En conjunto, el sector ha decrecido su PIB en casi 50% (x6 superior a la caída del PIB nacional).
Sin embargo, el sector turístico de placer ha demostrado una recuperación sólida desde agosto, derivado fundamentalmente de la recuperación de la conectividad aérea.
Por el contrario, el turismo de negocios presenta recuperación tibia; la economía mexicana aún adolece del dinamismo necesario para poder prever una recuperación rápida.
El sector restaurantero enfrenta un reto adicional; el empobrecimiento de la población lleva a que un mayor porcentaje del ingreso familiar se destine a cubrir necesidades básicas y menos al ocio y el esparcimiento.
En términos de inversión, ésta ha venido decreciendo en los últimos 3 años, derivado de un encarecimiento del capital, incremento de incertidumbre económica y jurídica, mayor costo de oportunidad y la incertidumbre derivada de la pandemia. La lectura positiva es que el sector empezaba a enfrentar un exceso de oferta con la consecuente merma de valor.
La disminución de la inversión permitirá que la oferta y la demanda vuelvan a equipararse. Asimismo, vemos un incremento de la competencia por diferenciación, potenciando así el valor agregado que los destinos y productos ofrecen. Esto, está permitiendo la entrada de nuevos actores en el mercado.