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El fin de ‘la fiesta del dinero’ acecha al mercado

Todo parece indicar que los bancos centrales comenzarán a aplicar políticas monetarias más restrictivas y los inversionistas preparan sus carteras para tratar de sacar el mayor provecho posible.
mar 06 julio 2021 04:58 AM
Tasas reserva federal
La mayoría de los miembros del Comité de la Fed prevé que el alza de tasas comience en 2023.

A Wall Street le tomó menos de un año sacudirse los temores de la pandemia del COVID-19 y levantarse del desplome visto en marzo de 2020. Tan pronto salieron los primeros resultados de las vacunas contra el coronavirus en noviembre y los mercados echaron campanas al vuelo. La apuesta es clara: la recuperación económica será impulsada por estímulos monetarios y alivios fiscales no vistos desde la Gran Recesión; sin embargo este gran acuerdo de reflación parece estar llegando a su fin.

“Ya se hizo mucho dinero durante un año y medio, pero hoy en día ya están cambiando las condiciones”, dice Esteban Polidura, director de asesoría y productos de inversión para América del banco suizo Julius Baer. Y vaya que se hizo dinero en los mercados financieros durante esta etapa de inyecciones de capital y dinero barato, basta con ver cómo, en tres meses, el índice tecnológico Nasdaq recuperó su nivel previo al inicio de la pandemia, y desde entonces ha marcado varios máximos récords.

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Desde que la Reserva Federal de Estados Unidos bajó las tasas de interés a un nivel cercano a cero y aplicó una inyección de liquidez no vista en una década, los inversionistas habían asumido que la fiesta del dinero continuaría hasta 2024, pero los temores sobre la vigencia de estas condiciones -que buscan impulsar la economía y el mercado laboral- surgieron a mediados de junio, cuando el comité de mercado abierto de la Fed no cantó el tono que los inversionistas esperaban. Si bien, se mantuvieron el programa de compra de activos y el nivel de la tasa de interés, los miembros del comité modificaron las proyecciones de inflación para este año: de 2.4% pronosticado en marzo, a 3.4%, -por encima del objetivo de 2%-, además la mayoría anticipó que el alza de tasas de interés comenzará en 2023.

El nerviosismo se desató en las Bolsas. El dólar ganó fuerza ante un menor apetito por monedas riesgosas y por el impulso que registró el rendimiento de los bonos del Tesoro, en particular los certificados con vigencia de 2 y 5 años -que son los más sensibles a un cambio de tasas y que guardan una relación inversa con los precios-.

El 22 de junio Jerome Powell, presidente de la Fed, salió a calmar a los mercados y enfatizó que el banco central estadounidense sería paciente y permitiría una recuperación plena de la economía. El tono se alineaba con el mantra que ha repetido la Fed a lo largo de este año: la inflación es transitoria, la prioridad es la recuperación económica.

El discurso fue un respiro para el mercado, que siguió anotando récords, pero la duda quedó sembrada entre los inversionistas: ¿Es esta la señal de un fin de ciclo? Para algunos directivos de bancos de inversión lo es, otros gestores de fondos piensan que no está del todo claro. Sin embargo, la mayoría coincide en que los mercados se adaptan a un cambio de tono en la Fed.

Para Amin Vera, analista de la firma de asesoría financiera Black WallStreet Capital, esta incertidumbre se observa en las correcciones de otras empresas y commodities. “La Fed juega en una línea muy delgada” al intentar balancear el impulso a la economía y que la inflación fuera de rango sea algo temporal, comenta.

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Es por ello que precios como los del oro, cobre, petróleo cedieron en los últimos días. Los efectos se ven también en el mercado de deuda, los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años perdieron ritmo y han permanecido por debajo del 1.58% desde mediados de junio. Incluso, la curva de rendimiento entre los bonos de 30 años y los de 5 se ha aplanado, de acuerdo con datos de Reuters. Este movimiento refleja la creencia de los mercados que la Fed quitará gradualmente el pie del acelerador y aplicará el freno para evitar que la economía se sobrecaliente, de acuerdo con un reporte de la firma suiza UBS.

Sin embargo, la tasa de largo plazo seguirá subiendo, estimó Gabriela Soni, jefa de inversiones de UBS México hasta tocar 2% a fin de año, tomando en cuenta que las señales hacia una normalización económica se avizoran, siempre y cuando continúe la recuperación de empleos y la inflación sea temporal.

A pesar de una postura más hawkish (una política monetaria más restrictiva) de la Fed, Soni percibe que aún existe un apetito por el riesgo entre muchos inversionistas. “Creemos que la volatilidad va a regresar, pero seguimos optimistas y de hecho nos gustan acciones de mercados emergentes y acciones de mercados cíclicos, los más sensibles al crecimiento económico”, señala la ejecutiva.

Es aquí donde las posturas se dividen al adaptarse a la nueva postura de la Fed, pues para Polidura las acciones cíclicas -que incluyen a sectores de energía, financiero o industrial- ya tuvieron el impulso en esta fase y ahora se debe de considerar a sectores más defensivos, como el sector salud o el tecnológico.

“Esa apuesta por la reflación ya acabó. Hoy en día ya están cambiando las condiciones y hay que comenzar a buscar valor en historias que el mercado no ha volteado a ver”, dice Polidura.

Las posiciones están dispuestas, falta ver quién sacará mayor provecho de la volatilidad. Lo cierto es que todos los ojos, incluyendo el de otros bancos centrales como el de México, estarán puestos en el plan para disminuir los alivios cuantitativos de la Fed en su camino a la normalización de política monetaria, que se espera se esboce entre agosto y septiembre.

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