En Japón, las autoridades reiteraron que están preparadas para responder a los movimientos especulativos de la moneda, tras haber intervenido la semana pasada para reforzar el yen por primera vez desde 1998.
Sin embargo, fue la caída de la libra esterlina la que se extendió por todos los mercados, llegando a caer un 4.9% a un mínimo histórico de 1.0327 dólares por unidad. La moneda recuperó terreno durante la sesión londinense, pero caía un 1.5% a 1.0689 dólares.
La libra ya había caído un 3.6% el viernes, cuando el nuevo ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, dio a conocer unos recortes fiscales históricos financiados con el mayor aumento del endeudamiento desde 1972. El domingo, el funcionario desestimó la caída libre de la moneda, afirmando que su estrategia era centrarse más en el crecimiento a largo plazo.
El domingo, Kwarteng defendió las medidas como un apoyo a la economía en respuesta a los históricos impactos de la pandemia del COVID-19 y el aumento de los precios de la energía tras la invasión de Rusia a Ucrania.
"Como canciller de Hacienda, no comento los movimientos del mercado. En lo que estoy centrado es en hacer crecer la economía y asegurarme de que Gran Bretaña es un lugar atractivo para invertir", dijo a la BBC, defendiendo la expansión fiscal a pesar de los riesgos de que alimente aún más la inflación.