Eso sin hablar de los transportistas internacionales que suspendieron vuelos a Nigeria debido a la dificultad para repatriar dólares desde la nación. En Bangladesh, los productores de energía buscan 1,000 millones de dólares en moneda extranjera del banco central para importar combustible y evitar una crisis energética inminente. Malaui también enfrenta una escasez de productos farmacéuticos, fertilizantes y diésel en medio de la disminución de las importaciones debido a la crisis del dólar.
El índice Next Generation Markets de JPMorgan Chase & Co., que rastrea la deuda en dólares de lo que como países preemergentes, encontró una caída de 0,4% el mes pasado, la mayor desde septiembre. Y en medio del repunte reciente del dólar, las monedas de Ghana, Egipto, Pakistán y Zambia han caído mucho más este año que sus pares globales.
Eso hace que algunos gestores de fondos adopten enfoques más cuidadosos, una ruptura con el amplio optimismo de los mercados emergentes visto a principios de año.
“Estos países están sumidos en un colapso económico y algunos, como Pakistán, están al borde de otro default”, dijo John Marrett, analista sénior de The Economist Intelligence Unit en Hong Kong. “La mayor parte de sus economías están en dificultades. Las monedas también han perdido mucho valor”.