Nacido como un brazo financiero de Mabe, un antiguo proveedor de refrigeradores y estufas de General Electric, Crédito Real creció hasta convertirse en uno de los prestamistas de nómina más grandes del país, un negocio centrado en hacer pequeños préstamos a altas tasas de interés teniendo como garantía los salarios de empleados de gobierno o pagos de pensiones. También se expandió a préstamos para pequeñas empresas y automóviles, lo que llevó su cartera total a alrededor de 2,600 millones de dólares.
En 2021 informó sobre un aumento en morosidad de préstamos y tuvo problemas para explicar su desempeño decreciente a inversionistas. En febrero de 2022, no logró refinanciar un bono de 170 millones de francos suizos y dejó de pagar el resto de su deuda.
El síndico de Ciudad México procedió a cerrar tratos con bancos locales que habían prestado a Crédito Real en meses subsecuentes, mientras que los tenedores de bonos globales buscaban obligar a la empresa a declararse en quiebra en EU Según documentos presentados en EU, la compañía tenía alrededor de 615 millones de dólares en deuda bancaria que se liquidó “con un descuento significativo a valor nominal”.
El proceso es seguido de cerca por tenedores de más de 3,000 millones de dólares de deuda en incumplimiento de Unifin Financiera SAB, Alpha Holding SA y la compañía anteriormente conocida como Mexarrend SAPI, otras tres entidades crediticias no bancarias que buscan llegar a acuerdos con los bonistas. También comparte similitudes con el default de la emisora mexicana TV Azteca, que dejó de pagar cupones sobre 400 millones de dólares en deuda en 2021 mientras continuaba pagando a prestamistas e inversionistas locales. Al igual que Crédito Real, TV Azteca recurrió a un proceso en una corte local a medida que inversionistas buscaron obligarla a iniciar un procedimiento de quiebra en EU.