Estos reconocimientos llegaron después de que Rosalía lanzara su álbum ‘El Mal Querer’, en 2018 y desde entonces no ha dejado de cosechar éxitos ni de permanecer vigente en el gusto de su público y en el ojo de marcas como Coca Cola, H&M, Pull&Bear y Mac Cosmetics, con las que tuvo una colaboración.
En diciembre de 2019, una publicación de Rosalía en Instagram tenía un valor de más de 36,000 euros, según Influencer DB, citado en el portal de datos Statista. De los españoles más rentables, ella estaba en segundo lugar, seguido de Enrique Iglesias, cuyos posteos tenían un valor aproximado de 70,000 euros.
La presentación en el Zócalo
Este viernes, Rosalía se presenta en el Zócalo Capitalino. La Coparmex CDMX estimó que el concierto gratuito dejará una derrama económica de 300,000 pesos, una asistencia de más de 250,000 personas, ocupación hotelera al 100% y sold out en balcones que ya vendieron boletos en 3,000 pesos, promedio.
En opinión de Díez, Rosalía está sabiendo cómo construir su marca personal. Su presentación en el Zócalo la acerca más a la gente que, de otro modo, no hubiera podido verla.
“Ha sabido construir y conservar una identidad atractiva para uno de los públicos más amplios en todo el mundo. Puede no gustarte su propuesta; sin embargo, conoces su nombre y eso es muy importante para todos los que nos dedicamos a la construcción de branding o marca personal. Rosalía es un fenómeno musical, comercial”, señala Carlos Valadez, CEO de la agencia Sound Louder y especialista en influencer marketing.
Esto se logra con brindar contenido novedoso, añade. Que remarque tus diferenciadores y te haga destacar de tus competidores. También se trata de planear en dónde aparecerás y por supuesto con qué aliados estratégicos te relacionarás.
Para los expertos consultados, el hecho de que Rosalía se presente en el Zócalo, donde previamente ha estado Roger Waters, Pixies, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, entre otros, la ubica a la altura de figuras muy importantes de la música y la cultura. Al mismo tiempo, le inyecta más atracción a la ciudad.
Es el corazón del país, apunta Valadez. Representa en el imaginario colectivo una de las ciudades con mayor concentración de población y un referente para la construcción de la cultura que abarca diversas audiencias.
“Como publirrelacionista, lo que buscamos es plantar una idea en nuestros públicos. Estas presentaciones logran el objetivo, puesto que la gente se informa y conoce estos actos que llaman la atención. Así, el pensamiento generalizado que se logra es una ciudad con actividades accesibles y de buena calidad”, comenta.
Al respecto, Gabriel Richaud, director general de IAB México (Interactive Advertising Bureau), menciona que la música y las industrias creativas ayudan a hacer un posicionamiento del destino de una ciudad, así que el Zócalo podría seguir los pasos del South by Southwest, que comenzó siendo un festival de música para luego sumar el cine y la tecnología.
“El festival de Austin podría ser también un referente hacia otras latitudes, pues lo que ocurre en el Zócalo Capitalino no es un evento aislado, hay una visión estratégica y un trabajo colaborativo del gobierno. Tampoco se trata de una visión de corto plazo, es algo sistémico”, considera.
Pero cuidado con la politización
En opinión de Díez, la línea que divide un proyecto cultural o musical con propaganda política es muy delgada. Los actores políticos deben cuidar la forma en como anuncian estas presentaciones y más cuando se está a poco de las próximas elecciones.
“Si aparece una persona en particular haciendo la invitación le está quitando el crédito a las instituciones públicas y al hacer eso estás politizando el evento. Eso causa que haya ataques directos al personaje político con acusaciones y preguntas sobre el dinero destinado al evento y no a obras del metro, por ejemplo”, explica.
Eventualmente pasan estos fenómenos, donde un acto musical puede vincularse con una estrategia de marketing político. También se observa en publicaciones de TikTok, una red que, aunque es para todo público, se asocia más con las nuevas generaciones, que en este caso se traducen en nuevos o próximos votantes.
“En todo caso quien paga este concierto de Rosalía son los mexicanos, a través de sus impuestos, y el Zócalo siempre ha sido sede de eventos. No me sorprendería que el año entrante, de plenas elecciones, se logre la presentación de Bad Bunny. Ya veremos”, concluye.