La Profeco publica en el DOF la Guía de Publicidad para Influencers
El documento contiene recomendaciones para evitar el incumplimiento de la ley, así como reglas de publicidad específicas para alimentos y bebidas, suplementos alimenticios y artículos de belleza.
Este lunes la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la esperada Guía de Publicidad para Influencers, un documento con el que se busca clarificar la relación comercial entre estas figuras de influencia y las marcas, más allá de lo que establece el artículo 32 de la Ley Federal de Protección al Consumidor.
La legislación considera publicidad toda la información de bienes, productos o servicios que sea difundida por cualquier medio, lo que incluye las plataformas digitales y redes sociales.
Para la Profeco, si una persona brinda información o publica la recomendación de un bien, producto o servicio a través de sus plataformas digitales o redes sociales está generando publicidad e influyendo en las decisiones de compra de los demás. También si recibe algún beneficio que no sea económico y lo comparte en web se considera publicidad.
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¿Qué contiene la Guía de Publicidad para influencers?
La guía reitera que la información compartida debe ser cierta, verificable, clara e indudable; que no contenga descripciones engañosas o abusivas y que incluya advertencias para el uso seguro del bien, producto o servicio, así como las restricciones o prohibiciones por motivos de seguridad o salud de los consumidores. Tal y como indica el artículo 32.
Otra de las directrices que la Profeco destaca en la guía es la importancia de especificar claramente cuando se trata de una publicidad, independientemente del medio utilizado. Por ejemplo, en un post en redes sociales, es fundamental incluir la información sobre la imagen o contenido promocional de manera visible y destacada. En el caso de videos pregrabados, la información debe estar presente en todo momento, ya sea al inicio o dentro del propio contenido, evitando colocarla únicamente al final o en el texto descriptivo.
En el caso de transmisiones en vivo, se insiste en la necesidad de especificar que se trata de publicidad al mencionar el bien, producto o servicio patrocinado. Esta información debe ser visible y accesible en todo momento durante la transmisión en vivo. En el caso de contenido compartido en formato de audio, como podcasts, es esencial mencionar expresamente que se trata de publicidad para mantener la transparencia.
Además, Profeco hace hincapié en evitar la sobrecarga de hashtags o enlaces que puedan confundir a los seguidores sobre la naturaleza publicitaria del contenido. Se sugiere el uso de etiquetas sencillas y fáciles de entender, como #Publicidad, #PublicidadPagada, #Patrocinio u #OpinionesPersonales.
Otra recomendación importante es revisar los sitios web de la marca, el producto o el servicio patrocinado para asegurarse de que cumplan con las normas y sean seguros. Si es posible, se debe compartir la fuente donde los consumidores puedan verificar la información.
Asimismo, da recomendaciones a los influencers para evitar el incumplimiento de la ley y señala que hay reglas de publicidad específicas para alimentos y bebidas, cosméticos, productos de aseo, servicios e insumos de salud, suplementos alimenticios y artículos de belleza y perfumería.
Por último, se alienta a los influencers a que sus opiniones se basen en su experiencia personal con el bien, producto o servicio promocionado. Esto incluye la posibilidad de expresar opiniones negativas si su experiencia no fue satisfactoria.
“Con esto, las publicaciones de las recomendaciones que haces de bienes productos o servicios informarán si tienes o no una relación comercial con la marca que estás publicando en tus plataformas o redes sociales”, se lee en el documento.
¿Qué le faltó?
Escartín considera que en general es una guía que no es mala porque sugiere el cumplimiento de la ley; no obstante faltó más claridad para las marcas, agencias y medios que trabajan con influencers de todas las edades.
“Las empresas que recurren a ellos deben exigirles que acaten de manera irrestricta incluso desde sus contratos, debido a que lo único que se pide en el documento es el cumplimiento de los mínimos indispensables en materia publicitaria”, dice.
Por separado, Sergio López, presidente ejecutivo de la Alianza por el Valor Estratégico de las Marcas (AVE), ha reiterado en diversas ocasiones que un hueco grande en los intentos de regulación publicitaria es la definición de influencer, es decir, quién puede considerarse un influencer o un creador de contenido.
Otro punto es determinar qué tipo de contenido se considera publicidad, pues no es lo mismo una persona que publica un producto en sus redes sociales por gusto a una que recibe la remuneración de una marca.
En el primer caso, la persona está en su derecho de ejercer la libertad de expresión, lo que para las marcas puede funcionar como publicidad orgánica. Pero en el segundo, tanto la marca como el usuario deben cumplir con el artículo 32 antes mencionado.
Al ser sugerencias de buena voluntad y no haber lineamientos obligatorios, la guía corre el riesgo de quedar como un material que puede o no ser consultado por quienes reciben y no una remuneración económica y/o en especie.
“Es muy importante dejar claro los alcances de los lineamientos, porque un lineamiento no puede pasar por encima de una ley. La guía debe esclarecer qué es veracidad, legalidad y qué contiene la Ley Federal de Protección al Consumidor para evitar el terreno gris de la interpretación”.
A su parecer, esta guía requiere más de la cocreación y de la colaboración de la Profeco, pero también de las organizaciones como AVE, la IAB y diferentes agrupaciones que están representando al ecosistema publicitario y que entienden a la industria para que los lineamientos obedezcan realmente a la realidad del sector.
¿Las recomendaciones de la guía de influencers son obligatorias?
Las recomendaciones de Profeco buscan garantizar que los influencers sean transparentes y honestos al promocionar productos y servicios patrocinados, protegiendo así los derechos de los consumidores y promoviendo la confianza en las redes sociales; sin embargo, no se trata de un documento vinculatorio y obligatorio, sino de un manual de cumplimiento voluntario.
“(La guía) todo lo maneja como sugerencias para influencers adultos, adolescentes y niños, pero remite a los principios mínimos y básicos indispensables a los que se refiere el artículo 32”, apunta Rodrigo Escartín, socio del despacho Escartín Abogados.