La historia del economista estrella que engañó a muchos chilenos
De ser uno de los economistas más populares pasó a ser uno de los prófugos más buscados de Chile: Rafael Garay protagoniza una intrincada historia de engaños que incluye desde el padecimiento de un cáncer terminal hasta una preparada huida, en una saga que acapara la atención de los chilenos.
Como si tratara de una telenovela, el "Caso Garay" suma capítulos día a día, con detalles insólitos que derribaron la imagen de quien fuera hasta hace una semana y por más de una década uno de los economistas más creíbles del país, comentarista frecuente de medios de comunicación, candidato a senador y últimamente defensor de sonadas estafas piramidales de las que hoy se sabe formaba también parte.
La dosis de drama la puso él mismo, cuando hace meses reveló públicamente que padecía un agresivo cáncer cerebral que le auguraba pocas semanas de vida. En varios programas de televisión entregó detalles de los insufribles dolores que padecía y del terrible tratamiento al que debía someterse.
Hoy, sin embargo, la Justicia estableció que no existe registro de su tratamiento en los hospitales de Chile y Francia donde aseguró haber estado internado, en un engaño que se cree formaba parte de su planificada huida de Chile dejando atrás una estela de mentiras y a más de 40 personas estafadas.
nullLa Interpol lo busca ahora en Rumania -el último lugar donde se tiene registro de él-, mientras que en Chile su caso copa los medios de comunicación, sorprendiendo más que por el monto de su estafa -valorado de momento en cerca de 1.2 millones de dólares-, por el alcance de sus mentiras.
"Como material dramatúrgico, lo de Garay es un tesoro, una joya que casi se sostiene por sí misma", comentó el guionista Simón Soto, al vespertino La Segunda.
Estafador prófugo
El caso arrancó la semana pasada y en pocos días dio un vuelco sorprendente.
Rafael Garay viajó a Francia el pasado 4 de septiembre, informando a sus cercanos que se sometería a un nuevo tratamiento médico en París y que por ese motivo estaría inubicable por los próximos 11 días.
Cumplido ese plazo, no regresó a Chile ni se comunicó con su familia, que interpuso de inmediato una denuncia por "presunta desgracia", pensando que por la gravedad de la enfermedad que lo aquejaba podría haber atentado contra su vida.
Pero a las pocas horas se supo que tras arribar a París tomó un vuelo a Tailandia y luego se trasladó a Rumania, donde se presentó en el consulado de Chile para pedir un certificado de soltería.
Desde allí la historia toma ribetes asombrosos.
Sus excompañeros de universidad afirmaron que inventó provenir de una familia pobre para exponer en los medios una historia de superación, mientras que sus supuestos socios en las dos empresas de asesorías financieras que montó desconocieron sus vínculos con él.
Se supo, además, que antes de abandonar Chile protagonizó una regada fiesta de despedida en un conocido cabaret y que en Santiago su novia espera un hijo de él.
Escuchando con más atención las entrevistas de televisión que dio sobre su cáncer surgió otro dato impactante: según él la enfermedad la contrajo cuando tras el terremoto de Japón de 2011 ingresó sin autorización a una de las plantas nucleares a salvar a dos amigos, lo que le supuestamente le habría provocado la enfermedad.
"Este señor arma una historia muy potente: una historia de éxito, ya que aparece en los medios, pero con una dimensión emocional extraordinaria, ya que tiene una enfermedad terminal. Esa mezcla es muy mediática, muy audiovisual, un cuento, es como Macondo", afirma por su parte el publicista Cristian Leporati.