¿Por qué Exxon quiere regresar a Rusia, pero el gobierno de Trump no la deja?
El gobierno de Trump dijo este viernes que no eximirá de sanciones a las empresas estadounidenses, incluyendo a ExxonMobil, que busquen reanudar perforaciones en Rusia.
"El Departamento del Tesoro no otorgará permisos a empresas estadounidenses, incluida Exxon, para perforaciones prohibidas por las actuales sanciones a Rusia", indicó el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, en un comunicado este viernes. Mnuchin dijo que consultó la decisión con el presidente Trump.
Exxon ha pedido permiso al Departamento del Tesoro de Estados Unidos para evitar las sanciones, como informó por primera vez el Wall Street Journal. Además, un alto funcionario del gobierno dijo a CNN que la solicitud había "estado en proceso durante algún tiempo”, desde antes de las elecciones.
Una exención permitiría a Exxon reanudar su empresa conjunta con el gigante ruso Rosneft.
Exxon dijo que no comentaría sobre “las cuestiones en curso”.
Pero hay razones poderosas por las que Exxon, con sede en Houston, quiere volver a operar con la firma respaldada por el Estado: su acuerdo para formar una empresa conjunta, firmado en 2011, permitió a Exxon llevar a cabo una exploración de aguas en el Mar Negro y en el Mar de Kara, en Siberia.
Se cree que estos campos de petróleo no desarrollados son los más prometedores del ártico ruso, según S&P Global Platts.
En 2012, las dos firmas acordaron desarrollar conjuntamente más reservas de petróleo en Siberia y establecer un centro de investigación en el Ártico.
Los planes para construir una gran planta de gas natural cerca de Vladivostok, al este de Rusia, siguieron en 2013.
Sin embargo, la profundización de la relación fue suspendida después de que Estados Unidos, la Unión Europea y otros países occidentales, impusieran sanciones a Rusia en 2014 por su papel en la crisis en Ucrania.
A Exxon, que lleva más de 20 años operando en Rusia, se le permitió terminar algunos de sus proyectos, pero luego la perforación se detuvo.
Ha cambiado mucho desde entonces: la economía rusa ha mejorado y ha emergido de una dolorosa recesión en el último trimestre de 2016.
Los precios del petróleo han subido por encima de los 50 dólares por barril; sin embargo, la solicitud de exención es una maniobra política importante para Exxon.
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El gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, está bajo intenso escrutinio por sus vínculos con Moscú . El hecho de que el actual secretario de estado, Rex Tillerson , encabezara el acuerdo Rosneft mientras era CEO de Exxon, ha atraído aún más atención a la solicitud de exención.
Tillerson se ha recusado a sí mismo de todos los asuntos gubernamentales relacionados con Exxon . También vendió todas sus acciones de la empresa y está colocando las acciones que habría recibido durante la próxima década en un fideicomiso de gestión independiente.
Pero una tormenta política parece estar creciendo.
John McCain, el senador republicano e importante crítico del presidente ruso, Vladimir Putin, preguntó: "¿Están locos?", cuando emergió la noticia de la solicitud de exención.
El representante Adam Schiff, el principal demócrata en el Comité de Información de la Cámara de Representantes, dijo que la exención debe ser denegada.
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“El Departamento del Tesoro debería rechazar cualquier exención de las sanciones que permitirían a Exxon Mobile o a cualquier otra compañía reanudar sus negocios con entidades rusas prohibidas”, dijo en un comunicado.
“Hasta que Rusia cumpla con los acuerdos de Minsk y termine su ocupación ilegal de Crimea, los únicos cambios en las sanciones deben ser su intensificación, no su dilución”.
Sin embargo, los incentivos financieros para Exxon son poderosos en lo que respecta a Rusia.
En marzo de 2016, Tillerson dijo que Exxon estaba “muy ansiosa por volver a trabajar en Rusia”.
Sin embargo, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo en una declaración este viernes que consultó con el presidente Trump sobre la decisión y su administración decidió denegar el permiso.
Exxon había solicitado una exención de las sanciones impuestas por la administración Obama en un intento de reanudar su lucrativa empresa conjunta con el gigante estatal ruso PAO Rosneft.
Hasta el momento, Exxon no ha declarado nada sobre la decisión.