Macron detiene el tsunami populista que produjo Trump y el 'brexit'
Al convertir a Emmanuel Macron en su nuevo presidente, Francia ha ascendido a un carismático nuevo líder en la gran batalla política entre el globalismo y el nacionalismo que está en curso en las democracias occidentales.
La victoria del político de 39 años sobre la candidata de extrema derecha Marine Le Pen el domingo en la segunda vuelta de las elecciones francesas representa la respuesta más significativa del internacionalismo liberal contra el tsunami populista que produjo el presidente Donald Trump y el brexit, y terminó una cosecha de carreras políticas de la clase dirigente.
Macron, defensor de la globalización, de la política centrista y de la Unión Europea, ciertamente erigió un bastión contra las fuerzas no convencionales y disruptivas que han alterado la política mundial desarrollada durante el último año.
“Es nuestra civilización lo que está en juego, nuestra forma de vida”, dijo Macron poco después de su victoria, en la que obtuvo casi 66% de los votos contra Le Pen.
Pero sería prematuro declarar que la ola populista ha alcanzado su pico, considerando la reciente turbulencia en la política internacional. Y Macron, que se postuló como un externo a pesar de tener credenciales de la clase dirigente, tiene cierto parecido —en su ligero currículo político— a los líderes neófitos que han salido de ninguna parte para dar una sacudida a la política.
La campaña política en Francia pisoteó lo que se ha convertido en un terreno familiar en las grandes elecciones occidentales durante el último año. Vio a los políticos más antiguos y establecidos caer aplastados, a medida que no lograban identificar y adaptarse a las olas del cambio. Ninguno de los partidos tradicionales llegó a la segunda vuelta, debido a que los votantes en Francia, así como en otros lugares, se hartaron de las mismas viejas opciones.
Al igual que sucedió con el referéndum de brexit y las elecciones de Estados Unidos el año pasado, las elecciones se pelearon en la línea divisoria entre las élites urbanas acomodadas y cosmopolitas, y los insurgentes que aprovecharon las frustraciones de los votantes rurales, menos educados y más pobres, aquellos que están obsesionados con las políticas de inmigración y se sienten marginados en una economía global que ha desangrado los empleos de la clase obrera.
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Un candidato de rostro fresco gana
Pero esta vez, el candidato de la élite —aunque uno cuya juventud y perspectiva sugería una ruptura con las fuerzas políticas más viejas y más convencionales— emergió en la cima. En efecto, Macron se postuló en un terreno conocido, mientras adoptaba la retórica y los hábitos de alguien externo a la política.
El graduado de escuelas francesas exclusivas quien se convirtió en un banquero y ministro de Finanzas formó su propio partido “En Marche” para escapar de la contaminación de la clase dirigente política. Su juventud era una ruptura del pasado en sí misma. Será el presidente francés más joven de la historia y el líder francés más joven desde Napoleón.
Esa sensación de frescura podría ayudar a romper el ánimo sombrío que se ha asentado sobre la política francesa durante años; aunque su inexperiencia también lo pondrá a prueba.
Tales atributos le permitieron separarse de la política de la vieja escuela y del “pantano” de la clase dirigente de una manera que la candidata demócrata Hillary Clinton, con sus décadas en el centro de la intrigas de Washington, no pudo hacerlo el año pasado.
La victoria de Macron probablemente será estudiada por otros aspirantes centristas en Europa y Estados Unidos mientras luchan para combatir el poderoso mensaje económico de candidatos como Trump.
Tendrá que abordar la cuestión de cómo acercarse a aquellos que han renunciado a la política acostumbrada y que encuentran muy atractivas las promesas de Trump y candidatos como él.
De hecho, el apoyo entusiasta de Macron a la UE y a la globalización fue una represalia implícita a los instintos de Trump y de aquellos que hicieron una campaña exitosa para que Gran Bretaña abandonara la Unión Europea.
Se presentó a sí mismo como un reformador, pero como un baluarte contra las fuerzas de la irrupción dedicadas a derribar las instituciones en lugar de repararlas.
Pero también apuntó a las realidades formalistas de la política francesa al advertir de recortes al gasto público y de más reformas del mercado libre diseñadas para impulsar la economía altamente regulada de Francia.
El triunfo de Macron levantará el ánimo a esas figuras de la clase dirigente que han tenido poco que celebrar en los últimos meses: fue respaldado por el ex presidente de Estados Unidos Barack Obama, quien está viendo su propio legado desmantelado por el populista Trump. Macron también personificó las esperanzas de élites europeas como la canciller alemana Angela Merkel.
Sin embargo, Trump pareció sugerir antes en la carrera que prefería a Le Pen. El presidente estadounidense ha abordado temas similares a Le Pen sobre el terrorismo islámico y la inmigración. Y tras un ataque terrorista en París el mes pasado, tuiteó: “¡Tendrá un gran efecto en las elecciones presidenciales!”.
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Reforzar la UE
A pesar de las idiosincrasias de la carrera presidencial francesa , muchos analistas europeos creen que la victoria de Macron envió una señal inequívoca en un momento existencial para la unidad de la UE.
“Esta es una victoria de los valores, de los valores de la Ilustración, de los valores de Francia, de los valores sobre los que se fundó Estados Unidos, de los valores de los que Estados Unidos y Reino Unido se han apartado de manera significativa”, dijo Nicholas Dungan, miembro del Atlantic Council, quien enseña en Sciences Po, una de las principales universidades internacionales de investigación de Francia, que cuenta a Macron como uno de sus más distinguidos exalumnos.
“Este es el fin del populismo ignorante”, dijo.
La victoria de Macron ya está siendo vista como un impulso energizante para la Unión Europea, que fue golpeada de manera secundaria por la decisión británica de abandonarla y que se habría enfrentado a una crisis si Le Pen, una oponente declarada del bloque europeo, hubiera ganado las elecciones.
“El electorado francés dijo claramente después del brexit —contra todas las previsiones de los pesimistas del mundo— que están en contra del frexit y en contra de salir de la eurozona”, dijo Philippe Le Corre, un investigador visitante de la Brookings Institution, que es un exfuncionario del Ministerio de Defensa.
Justo al tiempo que Trump se enfuerecía contra Washington, Le Pen aprovechó a la frustración hacia los distantes burócratas de la UE entre los votantes obreros, una táctica que demostró ser poderosa para los activistas de “salir” en el referéndum británico.
Pero esta vez, la furia contra la clase dirigente no fue suficiente.
En las escenas dramáticas del domingo , Macron, cuyos partidarios agitaban a menudo banderas de la UE junto con las tricolores francesas, marcharon a su mitín de la victoria en el Louvre, en París, cn las notas de Himno a la alegría de Beethoven; que funge como el himno europeo.
En muchos sentidos, el trauma del voto del Reino Unido de abandonar Europa, que fue acogido calurosamente y repetidamente por Trump como un logro político similar a su propia e impactante victoria electoral, parece haber aclarado las mentes de los votantes franceses.
“El voto de brexit, podría incluso decirse, ayudó (a Macron), porque ayudó a Francia a darse cuenta de la importancia de la Unión Europea”, dijo Dominic Thomas, jefe del Departamento de Estudios Franceses y Francófonos de la UCLA, a CNN International.
Le Pen divide a Francia
Le Pen consiguió obtener alrededor del 34% de los votos en la segunda vuelta de una elección que abrió profundas divisiones en la sociedad francesa.
Sin embargo, la presidencia de Macron podría no servir de mucho a menos que sea capaz de hacer frente a los sentimientos de privación de derechos económicos y de deterioro que han permeado en las elecciones en el mundo occidental durante el último año.
Macron señaló en su discurso de victoria que comprendía lo que estaba en juego, y pidió a sus partidarios que no abuchearan a Le Pen o a sus partidarios.
El nuevo presidente francés también tendrá que considerar cómo enmarcar sus relaciones con Estados Unidos y Trump, con quien se encontrará ahora en las cumbres del G7 y de la OTAN, en Europa, este mes.
Las influencias populistas en la Casa Blanca, incluidas las del gurú político Steve Bannon, han criticado abiertamente a la Unión Europea.
Sin embargo, Trump fue directo el domingo, al escribir en Twitter: “Felicitaciones a Emmanuel Macron por su gran victoria hoy como el próximo presidente de Francia. ¡Estoy muy entusiasmado por trabajar con él!”.
Es probable que Macron, a pesar de todas sus diferencias filosóficas, generacionales y temperamentales con Trump, se mueva con cuidado, enfatizando sus áreas afines con el gobierno; en la lucha contra el terrorismo, por ejemplo.
Pero es probable que sea crítico con Trump en puntos donde Estados Unidos y Francia difieren, como por ejemplo, el cambio climático.
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