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Trump deberá buscar otro modo para distraer la atención sobre Rusia

El viaje del presidente le ayudó a desviar las preguntas sobre Rusia y las pasadas elecciones en EU, pero de vuelta en su país el republicano deberá buscar otra distracción.
mar 30 mayo 2017 05:18 PM
Una mejor imagen exterior
Mala imagen Encuestas indican que la tasa de aprobación de Trump se encuentra debajo del 40%. (Foto: Reuters//Mike Theiler)

La odisea del presidente de Estados Unidos a través de Europa y Medio Oriente cumplió un enfoque político mucho más estrecho para la tambaleante Casa Blanca: fue una distracción de nueve días de la narrativa dominante de una presidencia bajo asedio.

Ahora, Donald Trump necesita encontrar otro modo de cambiar el tema, pues las preguntas sobre Rusia que han nublado su administración por tanto tiempo se han profundizado en el tiempo que estuvo fuera.

Con su campaña por la Casa Blanca bajo investigación por un consejo especial por supuesta colusión con Rusia, y la saga que ahora alcanza a su círculo familiar tras reportes de que su yerno Jared Kushner intentó establecer un canal secreto con el Kremlin , es incluso más imperativo para el presidente el reforzar su posición política.

nullEncuestas señalan que la tasa de aprobación de Trump se encuentra debajo del 40%. Mantener una base sólida podría detener a los republicanos moderados de poner distancia de su administración.

El primer instinto del mandatario será entrar en un ataque total. De hecho, ya lo hizo en una tormenta de tuits tras regresar de Europa . Pero abrasar la tierra en Washington tiende a quemar su Casa Blanca tanto como a sus oponentes.

Estas son algunas maneras en que la administración de Trump podría intentar cambiar el tema:

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La depuración del palacio

El director de Comunicaciones de la Casa Blanca, Mike Dubke se va , dijo el martes. Dubke entregó su renuncia el 18 de mayo, pero permaneció hasta el final del viaje de Trump al extranjero.

Personal del Ala Oeste, como entrenadores de equipos deportivos, se contratan para ser despedidos algún día. La depuración de colaboradores de la Casa Blanca con bajo desempeño, o poca suerte, puede resultar maravilloso. La caótica presidencia de Bill Clinton comenzó a mejorar cuando nombró a Leon Panetta, sabio de Washington, como jefe de personal.

George W. Bush necesitó una reventa después de que el Parido Republicano fuera humillado en la segunda elección preliminar, así que el secretario de defensa Donald Rumsfeld fue despedido.

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Nadie sabe cuál de los acólitos de Trump podría recibir el recorte, Dubke era una persona de fuera, no involucrado en la campaña. En un momento u otro, los grandes jugadores, Stephen Bannon, Reince Priebus, Sean Spicer, incluso Jared Kushner, han tenido sus altas y bajas.

Pero Trump no es un presidente tradicional. Su estilo de gestión depende de círculos de caos. Una estructura de autoridad de arriba hacia abajo podría crear incluso mayor conflicto. ¿Podría un supremo de la Casa Blanca controlar a Trump más que cualquier otro lo ha logrado? ¿Acaso alguien querría hacerlo?

¿Qué haría Bill Clinton?

Cuando Clinton se vio consumido por el drama de la destitución que surgió tras su relación con la interna Monica Lewinsky, él expresaba constantemente que estaba trabajando arduamente para el pueblo estadounidense.

Durante el calvario, Clinton mantuvo su posición política de tal modo que para cuando el Senado se sentó a juzgarlo, muchos estadounidenses no creían que debía perder su empleo.

Trump no ha aprendido el arte de separar de Clinton. Todo lo contrario. Él no puede dejar de hablar sobre la saga rusa. Apenas había tocado el territorio estadounidense por medio día cuando lanzó una andanada verbal en Twitter contra los medios.

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Así que mientras la Casa Blanca establece un cuarto de Guerra para librar una batalla por la presidencia de Trump a la vez que la intriga por Rusia se profundiza, podría ser tan importante cambiar la conducta del presidente, como lo es el desacreditar la campaña en su contra.

Podría no ser una mala idea que Trump pase más tiempo aprendiendo la técnica teatral de la presidencia. El lunes se reunió con los familiares afligidos en la Sección 60 de Cementerio de Arlington, el lugar en que se encuentran las tumbas de muchos de los fallecidos en las guerras de Irak y Afganistán. Pareció ser el tipo de gesto sincero que muchos estadounidenses esperan de su presidente.

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Además de algunos accidentes, la conducta del presidente en la mayor parte de su viaje de nueve días por Europa y el Medio Oriente fue prácticamente convencional. No todos los que votaron en contra de Trump querían que fallara, al menos al principio, un factor que el republicano claramente no ha procesado.

Diviértete como si fuera 2016

Trump, incluso más que la mayoría de los políticos, ama el rugido de las multitudes.

Aislado entre los retratos y el silencio de la Casa Blanca, el presidente a veces ha de desear la vida que claramente amaba durante la campaña de 2016.

Trump ya ha regresado al camino más rápido que la mayoría de los presidentes: hizo una gira de victoria previo a su inauguración a través de los estados que le ayudaron a marcar el camino a la Casa Blanca.

Se esperaba que regresara a uno de sus campos de batalla ganadores en Iowa el jueves, pero el evento fue cancelado sin una explicación de parte de su equipo político.

Pero es una apuesta fuerte que no pasará mucho tiempo antes de que Trump salga con su multitud de “Hacer grande a Estados Unidos” de nuevo.

Impulsar el ánimo del presidente podría hacer más sencilla la vida en la Casa Blanca para los ayudantes políticos. Pero probablemente no logre mucho para mejorar la situación política de Trump.

Esto es porque cuando les habla a los conversos, aliena a los demás electores. Y hasta ahora ha hecho poco en su presidencia por alcanzar más allá de su base, de ahí su terrible desempeño en las encuestas.

Sobre esas victorias…

Para este momento, Estados Unidos en teoría estaría ganando tanto que estaría cansado de ganar. Pero la realidad es que el presidente ha tenido pocas victorias que se mantengan por sí solas, es decir, que no requieran un esfuerzo de modificación de la Casa Blanca para parecer significativas.

Por ahora, parece haber poco prospecto, a pesar del monopolio republicano en el poder en Washington, de que existirá un logro legislativo significativo que la Casa Blanca pueda presumir en el verano.

La propuesta de ley de salud que pasó la Casa Blanca es una perdedora en las encuestas. Los líderes del senado ahora tienen la envidiable tarea de pasar una propuesta de ley que la otra cámara sea capaz de aceptar. La idea de que la reforma fiscal sea la gran ley del año parece estar desapareciendo.

Quizás la Casa Blanca debería intentar generar un impulso y coaliciones de pequeñas fundaciones. ¿Tal vez los republicanos podrían atraer a algunos demócratas a generar una propuesta de ley de infraestructura antes de las elecciones preliminares? O, ¿quizás un recorte de impuestos en lugar de una reforma fiscal podría ayudar a unir las divisiones del Partido republicano en la Casa? Todo esto parece bien en teoría. Pero la polarización de Washington tiende a acabar con esos sueños imposibles.

Y los demócratas, que serían necesarios para ayudar a impulsar algo verdaderamente significativo a través del Senado, tienen pocos incentivos para ayudar a rescatar a un presidente tambaleante.

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Hacerse globales

Con frecuencia los presidentes ven hacia el extranjero para contrarrestar las fallas en casa.

La presidencia de Jimmy Carter ahora es recordada tanto por los acuerdos de paz del Campo David como por su fallido periodo único. Richard Nixon siempre estará manchado por Watergate, pero su legado en política exterior tiene mucho más peso con cada década que pasa.

Trump aún no está en esa liga. Pero una victoria en política externa podría pulir su legado en casa y mejorar su postura en el extranjero, incluso si no se van todos sus enemigos políticos.

Pero hasta ahora, no está haciendo muchos amigos. Si bien algunos aliados de Estados Unidos, como Arabia Saudita e Israel, han gravitado hacia su estilo de liderazgo fuerte, otros, principalmente en Europa, se han visto aterrorizados .

Y puesto que Trump contaba con muy poca experiencia en política exterior antes de asumir el puesto, poner la mirada en los asuntos globales podría crear tantos problemas como resuelva.

"Creo que se ha de haber sentido bien para el presidente Trump el salir de Estados Unidos por un tiempo. Sin duda fue celebrado en Arabia Saudita, creo que le fue bien con (el primer ministro Benjamin) Netanyahu en Israel. Las cosas se volvieron un poco turbias en el Vaticano cuando se reunió con lo que debía ser la parte más sencilla del viaje con nuestros aliados de la OTAN”, dijo el historiador presidencial de CNN Douglas Brinkley.

"Él parece grandilocuente con nuestros aliados de la OTAN, tenemos a (la canciller Ángela) Merkel en Alemania diciendo que Estados Unidos, quizás no podamos confiar en ellos ”.

"Parece que Trump ignora sobre casi toda la tradición atlantista”.

Si bien el darse aires en el escenario global podría tentar a Trump lejos de sus problemas en casa, existen tantos asuntos irresolubles, desde la amenaza nuclear de Corea del Norte , hasta la miseria genocida en Siria, que no existen victorias sencillas ahí.

Y existe un vicio oculto de tratar de abarcar mucho. Tarde o temprano, Trump se encontrará de nuevo con Rusia, la raíz de todas sus preocupaciones políticas.

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