La resolución se limita a pedir a la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la chilena Michelle Bachelet, "preparar un informe sobre el racismo sistemático, las violaciones del derecho internacional en materia de derechos humanos y los malos tratos contra los africanos y las personas de origen africano por las fuerzas de seguridad".
El informe debería, en particular, referirse a "los eventos que provocaron la muerte de George Floyd y de otros africanos y personas de origen africano, con el objetivo de contribuir a establecer las responsabilidades y hacer justicia a las víctimas", según la resolución.
El texto también solicita a la Alta Comisionada que examine la respuesta del gobierno a las protestas pacíficas antirracistas, que incluyen el presunto uso de la fuerza contra manifestantes, transeúntes y periodistas.
En el turno de comentarios finales sobre esta resolución, varios países europeos, entre ellos Alemania, Italia o República Checa (en representación de la Unión Europea) aseguraron que señalar a un sólo país en un problema global como el racismo no era lo correcto.
"El racismo existe en todas las sociedades, es un problema contra el que debemos unirnos, no dividirnos, de ahí la necesidad de no apuntar sólo hacia un Estado", afirmó en este sentido la delegación alemana.
También hubo numerosas críticas al escaso tiempo que el Consejo había tenido para debatir la resolución, y en este sentido México lamentó que la última versión hubiera sido mostrada a las delegaciones sólo tres horas y media antes de que tuviese que tomarse una decisión final, algo que consideró un ejemplo de falta de transparencia.