Los efectos de esas manifestaciones excedieron por lejos la mera cuestión política: el desabastecimiento de insumos médicos, entre ellos el oxígeno medicinal, debilitó aún más al frágil sistema de salud en pleno avance de la pandemia.
Con casi dos meses por delante hasta las elecciones presidenciales previstas para el 18 de octubre, la profunda grieta política que divide al país amenaza con seguir complicando la respuesta sanitaria al coronavirus. Luego de la renuncia forzada del ex presidente Evo Morales en noviembre pasado, la convocatoria a elecciones presidenciales previstas originalmente para el 3 de mayo había logrado descomprimir parte de la tensión acumulada.
Sin embargo, las tres prórrogas de los comicios ante el avance del coronavirus y la promesa incumplida de Áñez de no postularse en las elecciones terminaron por endurecer las posturas de la oposición. Los cierres de caminos, que en el pico de las protestas llegaron a sumar más de 140 en todo el país, impidieron que durante 12 días los camiones que transportan medicamentos y tubos de oxígeno lleguen a los hospitales de diferentes ciudades.
Con todo, en los últimos días surgieron señales tanto del gobierno como de la oposición que podrían abrir las puertas a una leve distensión política, al menos en el corto plazo. El Congreso, dominado por legisladores afines a Evo Morales, aprobó una ley que fija como fecha inamovible para las elecciones al 18 de octubre.