El coronavirus y la Corte Suprema marcarán el último mes de la campaña en EU

Exactamente en un mes, el 3 de noviembre, millones de estadounidenses votarán para elegir a su presidente por los próximos 4 años: Donald Trump, contagiado de COVID-19, o Joe Biden.
Donald Trump tiene la oportunidad de mostrarse más humano y empatizar con los votantes indecisos.

Hasta el jueves, las campañas electorales en Estados Unidos estaban enfocadas en dos temas: la sucesión en la Corte Suprema del puesto de la juez Ruth Bader Ginsburg y el desastroso debate que tuvieron el presidente Donald Trump y el el ex vicepresidente Joe Biden, los dos candidatos a la presidencia.

Octubre llegó con una sorpresa. El presidente Trump, quien ha minimizado la gravedad de la pandemia de COVID-19, anunció que dio positivo a la enfermedad. Ahora, desde el hospital Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, el mandatario continúa con sus funciones.

A un mes de las elecciones, que se celebraran el 3 de noviembre, este puede ser un cambio definitivo en el discurso del presidente de Trump, quien tiene en su enfermedad una oportunidad de conquistar a los votantes indecisos.

Aunque, hay que recordar, que el presidente se ha negado a decir si admitirá un resultado electoral que no lo favorezca.

La ratificación de una nueva jueza en la Corte Suprema de los Estados Unidos podría ser un arma poderosa para que los republicanos aseguren la victoria si los comicios se definen en los tribunales.

Por estas razones, estos dos temas marcarán las últimas semanas de una campaña de por sí atípica, que se ha visto ensombrecida por las más de 200,000 muertes y la crisis económica causadas por la pandemia de COVID-19.

Un presidente más humano

El presidente Trump y su esposa Melania se integran a las 7 millones 328,273 personas que han sido con COVID-19 solo en Estados Unidos. Apenas el jueves, unas horas antes de darse a conocer su diagnóstico, Donald Trump aseguró que el fin de la pandemia en Estados Unidos estaba cerca de terminar.

El político republicano desestimó varias veces la gravedad de la enfermedad, e incluso se burlaba de Joe Biden, quien ha limitado sus eventos masivos y usa un cubrebocas en cada una de sus apariciones públicas.

En cambio, el mandatario ha mantenido un riguroso programa de viajes por todo el país en las últimas semanas, realizando manifestaciones con miles de personas en el período previo a las elecciones del 3 de noviembre, a pesar de las advertencias de los profesionales de la salud pública en contra de la realización de eventos con grandes multitudes.

De acuerdo con la agencia Reuters, Trump visitó siete estados solo en la última semana: Nueva Jersey, Minesota, Ohio, Washington DC, Virginia y Florida.

Donald Trump y su esposa Melania dan positivo a COVID-19

Esta imagen de hombre duro que Trump ha dado a conocer a los votantes puede jugarle en contra ahora que cayó ante la enfermedad que tanto denostó.

"Lo que acaba de pasar es una especie de humillación para él, que se ha burlado tanto de su oponente, que siempre usa un cubrebocas. Además él siempre ha dado a conocer, no solo a los estadounidenses, sino al mundo que el es un hombre fuerte físicamente hablando. Esto le puede afectar de manera negativa", dijo a Expansión Agustín Bendroff Desilus, investigador de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle.

Apenas el martes por la noche, dos días antes del anuncio, Trump volvía a desestimar las medidas para prevenir el contagio de coronavirus, al burlarse de su rival, el ex vicepresidente Joe Biden, por usar cubrebocas en todas sus apariciones públicas.

"Yo no me pongo el cubrebocas como él. Cada vez que lo miras, tiene una mascarilla. Puede estar hablando a 200 metros de la gente y él sale con la mascarilla más grande que he visto", se burló el presidente el martes, durante el caótico primer debate presidencial.

En el mismo evento, Biden decidió apelar a las emociones de los electores y recordar a las víctimas del COVID-19: "¿Cuántos de ustedes se levantaron esta mañana y tenían una silla vacía en la cocina porque alguien murió de COVID-19".

El presidente, con su enfermedad, tiene la oportunidad de lograr esta empatía con los votantes al mostrarse como un presidente más humano vulnerable.

"Si se recupera de la enfermedad, creo que se va a recuperar, también va a demostrar que es un hombre que sabe levantarse de los problemas que tiene. Si lo consideramos, es el nombre más mencionado en este momento por los estadounidenses. Si se levanta, todos estarán expectantes de su primer mensaje a la nación, eso va a ser buenísimo para él", señaló Bendreff.

Aribel Contreras, coordinadora de la licenciatura en Negocios Internacionales de la Universidad Iberoamericana, recordó que con el magnate no hay nada escrito, por lo que puede usar su diagnóstico como una estrategia política.

"Es la estrategia perfecta para que Trump se identifique más con la sociedad que ha sido golpeada por la economía, con los contagiados, con los familiares que han perdido a alguien por COVID y esto le podría abonar capital político en los días previos a las elecciones"

Tanto Bendreff como Contreras coinciden en que un cambio en la estrategia, puede beneficiar a Trump a remontar posiciones en las encuestas, e incluso, ganar la elección gracias a esto.

"Hay que ver cómo lo van a manejar, esto le puede ir bien, incluso con los indecisos, que pueden ver a un presidente que saber reconocer sus errores y va para delante", dijo el profesor lasallista. "Esto puede favorecerle mucho, la diferencia con Joe Biden no es muy grande".

De acuerdo con el promedio de RealClearPolitics, el demócrata tiene ahora una ventaja de 7.2 puntos sobre el republicano. Pero en los estados oscilantes, que suelen definir al ganador de la elección, la diferencia entre ambos es de decimas de puntos en algunos casos.

"Además del voto popular, Trump puede ganar el colegiado electoral, pues tiene más posibilidades de alcanzar los 270 votos electorales", señaló Contreras.

Bendreff recordó que este tipo de sucesos inesperados y traumáticos, como una guerra o una tragedia, conocidos como la sorpresa de octubre, suele beneficiar a los presidentes que buscan su reelección, pues todos los reflectores se concentran en ellos.

La campaña de Donald Trump "puede aprovechar este momento 100%, si saben analizar el momento, si saben analizar el momento que están pasando las familias estadounidenses".

¿Una elección que se definirá en la Corte Suprema?

A pesar de la enfermedad de Donald Trump, la mayoría republicana en el Senado no ha cambiado sus planes de confirmar el 12 de octubre a la jueza conservadora Amy Coney Barrett como la nueva ministra de la Corte Suprema de Estados Unidos.

"A toda máquina", respondió a la agencia Reuters el asesor de Lindsey Graham, presidente del Comité Judicial del Senado, cuando se le preguntó si podría cambiar la fecha de inicio de las audiencias.

Así, la corte quedará con seis jueces conservadores, frente a tres liberales, una ventaja que usualmente le beneficia a los republicanos.

El mismo Trump, que ha acusado —sin pruebas— que el voto por correo será utilizado para cometer un fraude electoral, ha dicho que la elección se resolverá ante la Corte Suprema, por lo que se necesitará tener una dotación completa de jueces.

"Su interés en hacer este sexto nombramiento conservador es porque las elecciones del martes 3 de noviembre se van a definir en la Corte Suprema de Justicia, y su interés básico está precisamente en asegurar el triunfo en la instancia judicial", dijo el abogado Luis Pérez de Acha a Expansión.

El abogado explicó que tanto el Partido Republicano, como el Demócrata han reclutado a equipos de abogados en el país para defender los resultados electorales en cada estado.

"Tenemos que recordar que la regulación y el control de las elecciones presidenciales se hace a nivel local, cada estado tiene el control", indicó Pérez de Acha.

Sobre el voto por correo, el analista destacó que hay estados como Washington y Utah, que tienen sistemas bastante robustos y bien preparados, mientras que otros como Georgia son "un desastre".

"Se sabe que la cantidad de votos por correo va a ser descomunal y todo esto ya está generando juicios: sobre cómo va a ser la regulación, cómo se van a establecer los controles, cómo se va a hacer el conteo", explicó.

Pérez de Acha aseguró que las intenciones del presidente Trump al declarar que se prepara un fraude están muy claras: "Donald Trump no pretende ganar las elecciones desde un punto de vista electoral, lo que Donald Trump quiere es ganar las elecciones desde el punto de vista judicial y por eso su afán de tener controlada la Corte Suprema".

Bendreff matiza un poco y afirma que la estrategia que persigue el presidente con este tipo de anuncios no es llevar la elección a los tribunales, sino impulsar la participación de su base más leal, así como intimidar a los votantes.

"En las cámaras alta y baja, el Partido Demócrata y el Partido Republicano se unieron para decir que van a aceptar los resultados. El poder legislativo va aceptar los resultado y el ejecutivo no va a poder hacer nada. Lo que busca con ese discurso es intimidar a los votantes, sobre todo a los indecisos y decir 'más vale que votes por mí porque va a haber problemas'".

El investigador de La Salle insistió que presidente tendrá que cambiar su estrategia después de recibir el diagnóstico de COVID-19 y eso incluirá detener las amenazas a los electores.

"Lo que acaba de pasar demuestra que es una persona como cualquiera, que le afectan los problemas que todos nosotros tenemos. A fuerza tiene que cambiar el discurso, porque sino serían como mandar un mensaje de que ya no hay más. No hay un discurso de confrontación para un presidente que la enfermedad ya lo atacó".