El primer ministro francés, Jean Castex, anunció que a partir del 3 de noviembre, los supermercados del país no podrán vender productos no esenciales para evitar una competencia desleal con los pequeños establecimientos comerciales, los cuales se han visto obligados a cerrar para combatir el coronavirus (COVID-19).
La decisión fue adoptada por el Gobierno local tras entrevistarse con asociaciones de pequeños comerciantes, quienes temen perder sus negocios ante gigantes internacionales como Amazon. Esto sucede dos días después de que el Ejecutivo prohibiera la venta de libros en supermercados para no perjudicar a las pequeñas librerías independientes.