El nerviosismo en torno a la elección llevó a varias ciudades, incluyendo Nueva York y Washington, a parapetar comercios y oficinas y tapiar ventanas ante eventuales disturbios.
Uno de los estados clave es Pensilvania, que aporta 20 votos al Colegio Electoral. Hace cuatro años Trump se impuso allí por estrecho margen y este año las encuestas dan una ligera ventaja a Biden, con 49.8% contra 45.5% para Trump.
Pero en 2016 las encuestas no anticiparon la victoria de Trump y prueba de ello este lunes, los candidatos y sus compañeros de fórmula se volcaron en distintos rincones de Pensilvania para asegurarse hasta el último voto.
"Esta podría ser el área donde se decida la elección. Así que esperamos que gane de forma contundente para que no hay ninguna jugarreta", dijo a la AFP Joseph Kolakpowski, un rabino de 36 años que esperaba el inicio de un mitin de Trump.
Después de visitar Carolina del Norte y Pensilvania, Trump se dirigió a Wisconsin y Michigan, cuatro estados que ganó por un estrecho margen en 2016 pero que las encuestas muestran que podrían apoyar a Biden este año.
Como lo ha hecho durante meses, el presidente se dirigió a grandes multitudes, donde muchos asistentes evitaron las mascarillas y el distanciamiento social a pesar de la pandemia de COVID-19.
Coincidencia logística o amuleto de campaña, Grand Rapids fue el lugar que eligió en 2016 para cerrar su campaña.
Cuatro años después, esta elección tiene sabor a un referéndum sobre la gestión de Trump y consciente de la batalla - con la posibilidad de convertirse en el primer presidente en no ser reelegido desde 1992 - Trump ya adelantó que sus abogados están listos para cualquier litigio.
Con información de AFP y Reuters