El vicepresidente Mike Pence, mientras tanto, hacía mítines en Carolina del Norte, en el este, —donde Trump y Biden compiten codo a codo— en tanto la compañera de fórmula de Biden, Kamala Harris, estaba en Florida, otro estado clave donde la competencia está reñida.
Pensilvania, donde Trump obtuvo una estrecha victoria en 2016, se ha convertido en uno de los objetivos más codiciados de este año.
En su caravana motorizada rumbo al condado rural de Bucks, Trump pasó frente a cientos de partidarios que sostenían pancartas en su apoyo. Durante un mitin en ese lugar, el mandatario arremetió contra Biden, al afirmar que su rival cerraría la industria de combustibles fósiles del estado.
Se atribuyó asimismo el mérito de haber creado "la mayor economía en la historia de este país, de la historia del mundo", mientras que "las naciones extranjeras están en caída libre.
La elección se disputa en momentos en que Estados Unidos está profundamente dividido, con sentimientos tan polarizados que la venta de armas ha aumentado en algunas zonas. Los negocios en algunas ciudades están protegiendo sus vitrinas, mientras la policía se prepara para posibles disturbios.
Trump, que ha tratado de vender los éxitos económicos de su presidencia, va detrás de Biden por unos 8 puntos en el promedio de encuestas nacionales, pero la victoria del martes se juega en un puñado de estados donde la brecha es mucho menor.