Giuliani defendió durante casi dos horas las tesis de Trump de que el Partido Demócrata organizó un fraude a gran escala en las elecciones del pasado 3 de noviembre, mientras sudaba abundantemente, a tal punto que una gota de color marrón que emergió de su pelo quedó marcada como un surco en su mejilla.

Pero el empeño de Trump por anular los resultados de las elecciones del 3 de noviembre recibió otro golpe el viernes cuando un recuento confirmó que había perdido Georgia, mientras que el ganador, el presidente electo Joe Biden, llenó más cargos para su gobierno entrante en Estados Unidos.
El secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, asfixió aun más el esfuerzo de la campaña de Trump cuando confirmó que un recuento manual y una auditoría de todos los votos emitidos en el estado habían determinado que Biden era el ganador.
"Las cifras reflejan el veredicto del pueblo, no una decisión de la oficina del secretario de estado o de los tribunales, ni de ninguna de las dos campañas", dijo a los periodistas Raffensperger, partidario de los republicanos y de Trump. Las cifras oficiales en el sitio web del Secretario de Estado mostraron que Biden ganó el estado por 12,670 votos.
Michigan, en la mira del presidente
Con la puerta aparentemente cerrada de golpe en Georgia y castigado por una serie de derrotas en los tribunales, el equipo de Trump está depositando sus esperanzas en conseguir que las legislaturas controladas por los republicanos en estados en disputa, y donde ha ganado Biden, no tomen en cuenta los resultados y declaren vencedor a Trump, según tres personas familiarizadas con el plan citadas por la agencia Reuters.