Y allá donde Trump insistía en los conflictos comerciales con China, Biden pretende, según los analistas, recuperar para Estados Unidos un cierto liderazgo moral.
Pero, respecto a Hong Kong, el presidente electo "probablemente va a basarse, y no a revertir" las políticas de Trump, que consistieron en poner fin al trato preferencial comercial que Washington otorgaba al territorio semiautónomo tras la severa ley de seguridad impuesta por Beijing.
Es posible que Biden haga más esfuerzos para cuestionar la influencia de China en la ONU, donde Xi ha tratado de protegerse de las críticas a su historial de derechos humanos.
Hay, sin embargo, oportunidades para reconducir una relación con Beijing.
La primera prioridad de Biden es controlar la epidemia del COVID-19 que ha provocado hasta ahora la muerte de cerca de 240,000 estadounidenses, todo ello en medio de una controvertida gestión del presidente saliente.
En este ámbito, existen posibilidades de acercamiento con China, donde surgió el virus y se están realizando progresos en la investigación de una vacuna.
Las relaciones "pueden pasar de un feroz confrontación a una pragmática cooperación en la lucha contra la epidemia", indicaba el lunes un editorial del diario nacionalista chino Global Times.
La "cooperación" en este ámbito puede generar claves para "volver a evaluar algunos de los problemas inherentes a las relaciones entre China y Estados Unidos", prosiguió.
Asimismo, Biden ha propuesto volver a formar parte del Acuerdo de París, del que se desvinculó Trump, en cuanto asuma el cargo.
Con ello, se alinea con la posición de China —principal contaminador del planeta— que ha prometido reestructurar su economía en torno a energías limpias.