¿Qué es el colegio electoral?
En las elecciones presidenciales de Estados Unidos, no se vota directamente por el presidente. Cuando los estadounidenses van a las urnas, en realidad están eligiendo a una lista de electores designados por los partidos políticos de su estado, que se comprometen a apoyar al candidato de ese partido.
A cada estado, en función de su tamaño y su población, le corresponde un número determinado: por ejemplo, California tiene 55 y Utah suma 6. Los electores son escogidos cada cuatro años, y el proceso cambia de un estado a otro: algunos los eligen durante las convenciones estatales republicana y demócrata; en otros son legisladores estatales, líderes de partidos o donantes. En total, hay 538 votos electorales en juego, y por eso el candidato ganador es el que consigue una mayoría simple: 270.
El ganador en cada estado se queda con todos los votos electorales, excepto Maine y Nebraska. Una crítica es que el sistema otorga demasiado poder a los estados con menor población, porque cada uno tiene al menos tres electores independientemente de su número de habitantes.
El Colegio Electoral nació en la Convención Constitucional de 1787 en Filadelfia. Los fundadores de la nación buscaban que el organismo sirviera para restar poder al Congreso, en un tiempo donde el voto popular directo no fue una opción por problemas logísticos y de comunicación.
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¿Y siempre votan por quien deben?
No. Se los llama “electores infieles”. En 2016, siete de ellos rompieron sus promesas de votar por el nominado de su partido. Votaron por candidatos que no estaban en la boleta, como Bernie Sanders y Colin Powell, y su decisión no cambió el resultado. Y en 1824, Andrew Jackson ganó el voto popular y también la mayoría de votos electorales, y sin embargo, el elegido fue John Quincy Adams. En esta ocasión, no ha habido "electores infieles".
El Colegio Electoral recibe cada vez más críticas y los dos partidos en Estados Unidos han mostrado a veces su intención de modificarlo, pero de momento no han dado pasos en este sentido.