Los rescatistas utilizan sus propias manos para quitar algunos de los cascotes de edificios y se enfrentan a enormes retos por la carencia de excavadoras y otras maquinaria pesada.
El presidente indonesio, Joko Widodo, expresó sus condolencias por las víctimas del terremoto, así como de los corrimientos de tierra que dejaron al menos 24 muertos el pasado sábado en el distrito de Sumedang, en la isla de Java.
Widodo afirmó que ha dado instrucciones a los jefes de la agencia de desastres y de las fuerzas militares y policiales para tomar todas las medidas necesarias para encontrar a las víctimas y atender a los heridos.
Las autoridades advirtieron del riesgo de fuertes réplicas, por lo que pidieron a la población que evite los edificios altos que podrían derrumbarse ante nuevos temblores. También pidieron evitar las costas por el riesgo de tsunami.
"Las réplicas podrían ser igual o más fuertes que (el temblor de) esta mañana", afirmó Dwikorita Karnawati, la responsable de la agencia de meteorología y geofísica indonesia.
Todo el mundo "está en pánico porque las autoridades nos avisaron de que podía haber réplicas que provoquen un tsunami", dijo a la AFP Zulkifli Pagessa, una vecina de Mamuju.
El archipiélago indonesio se encuentra en el "Cinturón de Fuego del Pacífico", una zona de fuerte actividad sísmica.
La región de Palu, en la isla Célebes, fue golpeada en septiembre de 2018 por un violento temblor de tierra de magnitud 7.5 seguido de un devastador tsunami. Esta catástrofe dejó más de 4,300 muertos y desaparecidos y al menos 170,000 desplazados.
Otro sismo de magnitud 9.1 se registró frente a las costas de Sumatra en 2004, provocando un tsunami que mató a 220,000 personas en la región, de los cuales unos 170,000 en Indonesia.
Con información de AFP, EFE y Reuters