El FBI advirtió a las agencias de policía sobre posibles protestas por parte de grupos armados fuera de los edificios de gobierno de los 50 estados a partir del sábado y hasta la toma de posesión del presidente electo Joe Biden, el 20 de enero.
Las marchas fueron convocadas por partidarios de Trump, quienes creen en sus falsas denuncias de fraude electoral.
Michigan, Virginia, Wisconsin, Pennsylvania y Washington se encontraban entre los estados que activaron a sus guardias nacionales para reforzar la seguridad. Texas cerró su edificio del Capitolio hasta el día de la toma de posesión de Biden.
Washington es un pueblo fantasma en la semana de la investidura de Biden
Steve McCraw, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, dijo en un comunicado el viernes por la noche que la inteligencia indicaba que "extremistas violentos" podría tratar de aprovechar protestas planeadas en Austin para "realizar actos criminales".
Los preparativos tenían lugar después del mortal ataque del 6 de enero sobre el Capitolio de Estados Unidos en Washington por parte de una combinación de extremistas y partidarios de Trump.
Algunos planeaban secuestrar a miembros del Congreso y pedían la muerte del vicepresidente Mike Pence, en momentos en que organizaba la certificación de la victoria de Biden en las elecciones de noviembre.
Los líderes demócratas de cuatro comisiones del Congreso estadounidense dijeron el sábado que habían iniciado una investigación de los eventos y habían escrito al FBI y otras agencias de inteligencia de seguridad.
Su intención era saber qué se conocía de las amenazas, si la información fue compartida, y si alguna influencia extranjera jugó un papel.