También presente entonces, el director científico del gigante farmacéutico estadounidense Johnson & Johnson, Paul Stoffels, explicó que por ahora "nos enfocamos en estabilizar la tecnología y asegurarnos que podemos suministrarla (la vacuna) el año próximo, antes de transferir tecnologías y capacitar a otros".
Durante las discusiones informales a este respecto mantenidas en las últimas semanas en la OMC, Japón, Estados Unidos y la UE expresaron su oposición al texto, subrayando sobre todo los esfuerzos financieros realizados por los grupos farmacéuticos.
Estos países además afirman que quienes han desarrollado las vacunas tienen el saber-hacer y están en la mejor posición para fabricar las vacunas en las cantidades requeridas, señaló a AFP en diciembre una fuente comercial con sede en Ginebra.
“Algunos países, incluidos Canadá y los de la UE, están utilizando medidas voluntarias, como promesas de donación de vacunas en exceso o contribuciones a las instalaciones COVAX de la OMS, como defensa contra la necesidad de la exención”, indicaron Ronald Labonte, profesor de la Universidad de Ottawa, y Brook Baker, profesor de Leyes de la Universidad de Northeastern, a The Conversation Africa.
Los opositores al texto además destacaron que las normas actuales de propiedad intelectual prevén las flexibilidades necesarias y la posibilidad de acordar "licencias obligatorias", específicas para emergencias como la actual pandemia.
Las actuales normas autorizan acordar estas licencias, denominadas "obligatorias", lo que permite a las autoridades brindar a empresas no titulares de la patente el permiso para fabricar el producto, en tanto se respeten ciertos procedimientos y condiciones.
Pero algunos países consideran muy complicado el procedimiento para obtener estas licencias y piensan que las condiciones son numerosas, pues cada solicitud debe ser tratada caso por caso. Proponen por lo tanto una exención general mientras dure la pandemia y así ayudar a superar las complicaciones burocráticas.
Con información de AFP