"Los efectos de la pandemia trascienden el impacto directo sobre el aprendizaje o los años de escolaridad; atraviesas muchas otras áreas en la vida de los estudiantes y, sin lugar a dudas, persistiría durante toda la vida", señala el estudio.
Por ejemplo, el cierre de las escuelas interrumpió los servicios que los estudiantes solían recibir en estos lugares, incluyendo la alimentación escolar que es la fuente más confiable de alimentación para 10 millones de estudiantes de la región.
"La interrupción de la educación presencial tradicionalmente recibida en las escuelas, aunada a las dificultades económicas que enfrentan las familias, está teniendo efectos adversos significativos en la salud física, mental y emocional de los estudiantes, incrementando su vulnerabilidad a involucrarse en comportamientos de riesgo", indicó el informe.
Si bien los gobiernos intentaron llegar a esos alumnos a través del aprendizaje en línea y otras soluciones multimodales, demasiados están quedando a la vera del camino. Las escuelas y las familias a menudo no estaban preparadas para llevar a cabo esta transición.
Por ejemplo, solo un 77% de los alumnos de 15 años en la región tiene acceso a Internet en el hogar, y este problema es mucho más pronunciado entre grupos desfavorecidos. En Perú, México, Panamá y Colombia, por ejemplo, solo el 14, 19, 24 y 25% de los alumnos en el quintil inferior tiene acceso a internet en el hogar, respectivamente.