“Harán falta ciertos equilibrios legales, administrativos y operativos para llevar las inmunizaciones a donde se necesiten. Desgraciadamente, en estos momentos no vemos demasiados países de renta alta dispuestos a compartir”, dijo Gandhi, al mismo tiempo que llamó a los países ricos a compartir las dosis sobrantes.
"El enfoque actual del 'yo primero' favorece a los países que más pueden pagar y, en última instancia, comportará un mayor coste económico y en términos de vidas", advirtió Abad-Vergara. "Pero es importante señalar que los acuerdos bilaterales no impiden que un país reciba dosis o contribuya a COVAX”.
5. La falta de confianza en las vacunas
La gran cantidad de desinformación que rodea al COVID-19 y especialmente a las vacunas ha hecho que muchas personas se muestren reticentes a recibir la vacuna del COVID-19.
"Durante de la pandemia se ha difundido una gran cantidad de información errónea", dijo Abad-Vergara. "La OMS trabaja intensamente para combatirla, además de generar confianza en las vacunas e involucrar a las diferentes comunidades”.
La vacuna de AstraZeneca —una de las aprobadas por la OMS para su uso de emergencia y que está siendo distribuida a través de COVAX— ha sido el blanco de especulaciones sobre posibles efectos secundarios graves, aunque poco comunes, tras la detección de casos de trombosis atípicas en pacientes vacunados con esta.
Se han registrado decenas de casos, algunos de los cuales han derivado en fallecimientos. Tanto la OMS como la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) aseguran que "no se ha probado ninguna relación de causalidad, pero es posible", y los beneficios del inmunizante contra el coronavirus siguen siendo superiores a los riesgos.
Con información de Reuters y AFP