En ese caso, "se evitaría más sufrimiento dejando las vacunas a los países donde todavía hay mucha gente gravemente enferma o que se muere de covid, como en India, que vacunando a nuestros adolescentes", dijo a la AFP.
Inmunidad colectiva
La experiencia de Israel ha demostrado que es posible lograr una "notable reducción" de los casos sin dirigirse a los adolescentes, agregó Prasad.
Los niños y adolescentes son menos susceptibles de enfermar gravemente de COVID-19 y por eso su vacunación no ha sido hasta ahora una prioridad. La ciencia tiene claro que los niños se contagian menos, pasan una enfermedad más suave y son menos contagiosos, de acuerdo con un artículo del diario El País.
Hay excepciones, no obstante, sobre todo entre niños con leucemia y déficits inmunitarios, y "necesitamos protegerlos", según Launay.
Pero el principal motivo de vacunar a los jóvenes es ante todo proteger al resto de la población.
Los datos disponibles muestran que "la vacunación con el inmunizante Pfizer reduce muy probablemente la transmisión" y "podemos formular la hipótesis de que es también el caso para el resto de vacunas de ARN mensajero", como la de Moderna, indicó a la AFP Alain Fischer, presidente del consejo de orientación de estrategia de vacunación en Francia.
En el caso de la variante británica, por ejemplo, "probablemente habría que vacunar al 75% de la población, incluidos los niños" para alcanzar la inmunidad colectiva, es decir, el nivel en que el virus no puede seguir contaminando, agregó.
Pero si no se vacuna a los menores, esto implica vacunar "al 80-85% de los adultos, un objetivo ambicioso puesto que todavía no sabemos hasta qué punto los jóvenes adultos querrán vacunarse", según el inmunólogo.
Con información de AFP y EFE