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Bashar al Asad es reelegido presidente de Siria 95% de los votos

Las elecciones no son aceptadas por Estados Unidos, ni la Unión Europea, pues consideraron que los comicios celebrados en el país azotado por la guerra con son “ni libres ni justos”.
jue 27 mayo 2021 07:07 PM
Celebraciones
Miles de personas se congregaron en varias plazas de los territorios bajo el control de Damasco para esperar los resultados electorales.

Bashar al Asad fue reelegido, sin sorpresa, presidente de Siria para un cuarto mandato, en unas elecciones celebradas en un país destrozado por la sangrienta guerra, a pesar de las acusaciones de Occidente de que los comicios no eran "ni libres ni justas”.

Durante una rueda de prensa por la noche, el presidente del Parlamento, Hammud Sabbagha, anunció que Bashar al Asad había sido reelegido con el 95.1% de los votos.

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"Estoy contento y honrado de anunciar la victoria de Bachar Hafez al Asad para la posición de presidente de la República Árabe de Siria", anunció este jueves desde el hemiciclo Sabbagha.

Según el presidente del Parlamento, 14.2 millones de personas acudieron a las urnas, de los 18.1 millones teóricamente convocadas a votar, lo que implica una tasa de participación del 76.64%.

El contrincante de Asad, Mahmud Marai, un líder de la oposición interna tolerada por Damasco, se hizo con 470,276 apoyos; y en último lugar quedó el ex viceministro de Asuntos Parlamentarios Abdulá Salloum Abdulá, con 213,968.

"Esta es la voluntad de la gente y nada está por encima de ella, porque está sacada de la voluntad de Dios de que la gente tenga libertad de elección y determine su futuro como el camino para la construcción de las naciones", concluyó el presidente de la Cámara.

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Propulsado al poder en el año 2000, Asad reemplazó a su padre Hafez, fallecido tras 30 años en el poder con mano de hierro. El martes, criticó a los países occidentales, empezando por Estados Unidos y los países europeos, que consideraron que las elecciones no eran libres.

También la ONU se ha desvinculado de la cita electoral porque no forma parte del plan de paz para una solución política en Siria que auspicia desde 2015, mientras que algunos países y sectores de la oposición en el exilio la consideran una "farsa" para revalidar a Al Asad.

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Estas son las primeras elecciones que se celebran en medio de una relativa calma desde el inicio del conflicto armado en 2011 y han sido ampliamente rechazadas por la oposición en el exterior y parte de la comunidad internacional.

En 2014, obtuvo más del 88% de los votos, según los resultados oficiales.

Estas son las primeras elecciones que se celebran en medio de una relativa calma desde el inicio del conflicto armado en 2011 y han sido ampliamente rechazadas por la oposición en el exterior y parte de la comunidad internacional.

Antes incluso de que se anunciaran los resultados, cuando el escrutinio estaba a punto de terminar, decenas de miles de sirios salieron a las calles de varias ciudades del país.

Miles de personas se congregaron en varias plazas de los territorios bajo el control de Damasco para esperar los resultados electorales, portando banderas del país y, en algunos casos, fotografías de Al Asad, según imágenes difundidas por los medios oficiales sirios.

En la localidad costera de Tartús (oeste), varias multitudes ondeaban banderas y portaban retratos de Bashar al Asad, mientras otros bailaban y tocaban tambores, según imágenes difundidas por la televisión siria.

Miles de personas se concentraron también en Latakia, también a orillas del mar, y en la capital, Damasco.

En Sweida, en el sur del país, una multitud se congregó frente a la sede de la gobernación y en Alepo varios hombres montaron una tarima.

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Necesidades gigantescas

Se trata de las segundas presidenciales desde que el 2011 comenzó una guerra en la que participan numeroso beligerantes y potencias extranjeras. Iniciado con la represión de las protestas prodemocráticas en el marco de la Primavera Árabe, el conflicto ha dejado más de 388,000 muertos y ha llevado al exilio a millones de sirios.

Según los registros, el país cuenta oficialmente con un poco menos de 18 millones de electores. Pero con la fragmentación del país por la guerra y el exilio de millones de personas, el número de votantes es en realidad más bajo.

En un país con la economía destrozada y las infraestructuras en ruinas, Bashar al Asad se presentaba como el hombre de la reconstrucción, tras haber encadenado batallas militares con el apoyo de Rusia e Irán, sus aliados fieles, y haber recuperado dos tercios del territorio.

En una Siria polarizada por la guerra, las regiones autónomas kurdas del noreste van a ignorar los comicios, al igual que el último bastión yihadista y rebelde de Idlib, en el noroeste, donde viven unos tres millones de personas.

La ley electoral exige que los candidatos hayan vivido en Siria diez años consecutivos antes de los comicios, por lo que quedaron excluidas de facto las figuras de la oposición en el exilio, muy debilitada. Su principal coalición denunció que los comicios eran una "farsa".

"Sus opiniones no valen nada", lanzó esta semana Al Asad, aludiendo a los países occidentales, que habían considerado que las elecciones no eran "ni libres ni justas".

Los comicios tuvieron lugar en pleno marasmo económico, con una depreciación histórica de la moneda, una inflación galopante y más del 80% de la población viviendo en la pobreza, según Naciones Unidas.

Siria, como el propio Asad, es objeto de sanciones internacionales. Y las necesidades para la reconstrucción son gigantescas.

Un reciente informe de la organización World Vision cifra en más de 1.2 billones de dólares (un poco más de 1 billón de euros) el costo económico de la guerra.

Con información de AFP y EFE

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