“Los apéndices tienen un papel importante, pero a menudo infravalorado, en la termorregulación animal como lugares de intercambio de calor”, detalla la investigación publicada en la revista Trends in Ecology and Evolution .
Muchos animales ocupan partes de su cuerpo, como picos de aves y orejas de mamíferos, para disipar el exceso de calor corporal. Los investigadores señalan que ésto se explica en la regla de Allen, la cual señala que los animales en climas más cálidos tienen apéndices más grandes para facilitar un intercambio de calor más eficiente.
"Encontramos que existe evidencia generalizada de 'cambio de forma' en las endotermas en respuesta al cambio climático y su calentamiento climático asociado", señalan.
Los expertos también apuntan que lo anterior podría dar como resultado la relajación de la selección natural para pequeños apéndices a través de los cuales el calor corporal podría perderse de manera perjudicial en climas fríos.
¿Qué especies cambiarán de forma y por qué?
Si bien mucha evidencia parece indicar que el tamaño de los apéndices está cambiando, existen diferencias en la fuerza de esos cambios y en cómo afectan la función animal. Los cambios pueden limitarse a lo que sea factible dentro de las limitaciones de la historia filogenética (disciplina de la biología evolutiva que se ocupa de comprender las relaciones históricas entre diferentes grupos), la biología del desarrollo y la ecología.
De hecho, un análisis amplio de la evolución de las formas de los picos revela que su forma depende en gran medida de las compensaciones entre varias funciones y comportamientos, que por tanto puede incluir una función termorreguladora.