Otro ejemplo, es Malasia, en donde los productores de aceite de palma, quienes dependen en su mayoría de trabajadores de Indonesia y Bangladesh, también recurren al sistema penitenciario.
Incluso, en Talidandia, el gobierno plantea construir complejos industriales donde las compañías se puedan dotar de mano de obra con prisioneros que estén por cumplir sus sentencias.
Trabajo “real”
Uno de los grandes retos de los ex prisioneros es encontrar trabajo, de acuerdo con un análisis del gobierno de Reino Unido, encontró que casi dos tercios de los presos no lograron encontrar empleo remunerado en los dos años posteriores a su liberación.
De acuerdo con la reglamentación de Inglaterra y Gales, los presos que trabajan fuera de prisión deben de recibir un sueldo con “la tasa apropiada para el trabajo igual o por encima de del salario mínimo nacional”, y no por tratarlos de manera menos favorable que a los otros trabajadores.
Sin embargo, dado que los presos reciben 76 libras cuando salen de prisión, y 14% no tienen hogar al momento de su liberación, salir a trabajar les permitiría generar ahorros.