De acuerdo con los CDC, antes de la variante Delta, 5 de cada 1,000 mujeres embarazadas que contrajeron el virus durante la gestación murieron, sin embargo, frente a la nueva cepa los decesos subieron a 25.
La investigación añade que las mujeres que están embarazadas al momento de infectarse tienen el doble de probabilidades de fallecer.
“Desde que la variante B.1.617.2 (Delta) del SARS-CoV-2 (el virus que causa COVID-19) se convirtió en la variante circulante predominante, ha habido informes anecdóticos de tasas crecientes de mortinatos (cuando un bebé muere en el útero durante las últimas 20 semanas del embarazo) en mujeres con COVID-19”, explican los CDC.
Para este estudio, los CDC utilizaron la base de datos de atención médica Premier (PHD-SR), una gran base de datos administrativa basada en hospitales, para evaluar si un diagnóstico de COVID-19 materno documentado en la hospitalización del parto se asoció con la muerte fetal durante marzo de 2020 a septiembre de 2021, así como antes y durante el período de predominio de la variante Delta en los Estados Unidos (marzo de 2020 a junio de 2021 y julio a septiembre de 2021, respectivamente).
“Aunque la muerte fetal fue un resultado poco común en general, un diagnóstico de COVID-19 documentado durante la hospitalización del parto se asoció con un mayor riesgo de muerte fetal en los Estados Unidos, con una asociación más fuerte durante el período de predominio de la variante Delta”.
Este análisis se suma a la creciente evidencia de una relación entre COVID-19 en el embarazo y la muerte fetal, destaca que el riesgo de muerte fetal asociado con COVID-19 se ve afectado por la morbilidad materna y demuestra que el riesgo ha aumentado durante el período Delta.