Del mitin al asalto: así fue la toma del Capitolio de Estados Unidos

El 6 de enero los simpatizantes del ex presidente irrumpieron en la sede del poder legislativo de Estados Unidos para impedir la certificación de la victoria electoral de Joe Biden.
El asalto al Capitolio ha sido considerado por varios políticos estadounidenses y analistas como el peor atentado a la democracia del país.

Hace un año, miles de simpatizantes del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, irrumpieron en el Capitolio de Estados Unidos. Su objetivo era impedir que se llevara a cabo una sesión del Senado donde se certificaría la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones del 3 de noviembre de 2020.

Desde antes del día de las elecciones, Trump aseguró que la elección le había sido robada, sin ofrecer hasta ahora ninguna prueba sólida del fraude que acusa.

El asalto al Capitolio —que dejó como saldo cinco muertos, más de 100 heridos y centenas de detenidos— ha sido considerado por varios políticos estadounidenses y analistas como el peor atentado a la democracia del país.

Así es como los hechos se desarrollaron hace un año y las consecuencias que han tenido.

El Congreso de EEUU revisará documentos de Trump sobre la toma del Capitolio

Simpatizantes de Trump, inconformes con la elección

Meses antes de los comicios, Trump ya decía que las elecciones serían fraudulentas y que no aceptaría una derrota.

Cuando la victoria de Joe Biden era un hecho, Trump se negó a reconocerlo. Durante seis semanas, él y sus seguidores intentaron revertir el resultado del recuento de votos en estados clave a golpe de demandas y de presiones sobre los dirigentes locales.

"Detén el robo" ("Stop the Steal") fue el lema de los partidarios de Trump en la manifestación del 6 de enero. Denunciaban un fraude masivo que habría permitido a Biden derrotar al presidente republicano el 3 de noviembre.

Según los simpatizantes de Trump abundan las pruebas de que las elecciones presidenciales de 2020 se las robaron a Donald Trump: máquinas defectuosas que se olvidaron de contar papeletas, votos por correspondencia fraudulentos, votantes “fantasmas"...

Aún hoy, un año después de la toma del capitolio, la mayoría de los simpatizantes del Partido Republicano aún piensan que las elecciones le fueron robadas al ex presidente. Según un sondeo de Reuters/Ipsos, cerca del 55% de los votantes republicanos cree en la falsa acusación de Trump, que fue rechazada por decenas de tribunales, departamentos electorales estatales y miembros de su propio gobierno.

Los demócratas califican de "gran mentira" estos fraudes, denunciados por Trump pero que nunca han sido probados. Pero esta mentira sigue viva. Según las encuestas, dos tercios de los republicanos creen que Biden no es el ganador legítimo de los comicios.

Y casi todos los congresistas republicanos, muy conscientes del poder político de Donald Trump, parecen secundarlo.

Porque el partido quiere recuperar el poder en las elecciones legislativas de mitad de mandato en 2022 y en las presidenciales de 2024, a las que Trump podría presentarse de nuevo.

Save America: el mitin que terminaría en tragedia

Cuando todos estos intentos fracasaron se focalizaron en el 6 de enero. Ese día el vicepresidente Mike Pence debía convocar a las dos cámaras del Congreso para certificar la victoria de Biden.

"Gran protesta en DC el 6 de enero", tuiteó Trump. "¡Estén presentes, será salvaje!".

Al mismo tiempo, aumentaba la presión sobre Mike Pence para que detuviera la certificación de resultados, sobre la base de justificaciones legales cuestionables que hicieron circular los aliados de Trump, su jefe de gabinete Mark Meadows y algunos congresistas republicanos.

Todos estos elementos confluyeron el 6 de enero.

Mientras el Congreso se preparaba para reunirse, Trump decía a sus partidarios en un mitin frente a la Casa Blanca que las elecciones fueron "fraudulentas" y prometió que nunca cedería.

Pence era la clave, dijo. "Si Mike Pence hace lo correcto, ganamos las elecciones".

Trump había pedido a sus seguidores que fueran al Congreso y "lucharan como demonios”.

Protestantes toman el congreso por varias horas

Poco a poco, los ánimos en la calle se fueron calentando, hasta que decenas de miembros de milicias, algunos con chalecos antibalas, miembros de grupos de extrema derecha y otros partidarios de Trump comenzaron a derribar las barricadas y enfrentarse a la policía. Algunos consiguieron romper ventanas del Capitolio y colarse dentro.

La toma por asalto paralizó el Capitolio y detuvo temporalmente la certificación de los resultados electorales

Miles de personas se dirigieron al Capitolio. Entre ellas había miembros de grupos de extrema derecha como los Proud Boys y los Oath Keepers, muchos de ellos con ropa de combate y cascos.

Varios gritaban: "¡Trump ganó las elecciones!" "Nos estamos apoderando de la Cámara", dijo a AFP un manifestante anónimo. "Este es nuestro Congreso".

En un hotel cercano, unos aliados de Donald Trump tenían una "célula de crisis" que supuestamente debía servir de vínculo entre los manifestantes y el Despacho Oval y congresistas republicanos.

La toma por asalto paralizó el Capitolio y detuvo temporalmente la certificación de los resultados electorales, que avanzaba lentamente por la oposición de un grupo de republicanos.

Varios gritaban: "¡Trump ganó las elecciones!" "Nos estamos apoderando de la Cámara", dijo a AFP un manifestante anónimo. "Este es nuestro Congreso".

Ante el caos, algunos congresistas huyeron. Otros se arrodillaron en el suelo junto a sus asientos, buscando protegerse, y se colocaron máscaras antigás.

La policía y los refuerzos federales tardaron más de seis horas en recuperar el control del lugar. Las autoridades declararon que el Capitolio "seguro" poco después de las 5:30 pm locales, y los legisladores se reunían de nuevo a las 8:00 pm hora del Este para reanudar la certificación de la elección.

Descubren bombas cerca del Capitolio

Las horas en las que la sede del poder legislativo de Estados Unidos estuvo ocupada por los simpatizantes del ex presidente, el caos se apoderó del Capitolio. El aire olía a gases lacrimógenos y se oía cómo la multitud golpeaba las puertas alrededor del hemiciclo, recuerda el legislador demócrata Rubén Gallego en una crónica de la agencia EFE.

"Si dicen que van a hacer algo, hay que creerles. Desde noviembre hasta enero, Trump estuvo claramente diciéndolo. No se puede simplemente asumir lo mejor, hay que planificar pensando en lo peor. Y esto es lo peor que hemos visto en bastante tiempo", reflexiona Gallego.

Ese mismo día, aproximadamente a la 1:00 pm ET, se descubrieron dos bombas caseras en las inmediaciones del Capitolio y fueron desactivadas. De acuerdo con un reporte de la cadena CNN, las bombas tenían 10 centímetros de largo y estaban fabricadas con acero galvanizado.

Otro dispositivo fue encontrado cerca de las oficinas del Comité Nacional Republicano y fue descubierto por una mujer de 36 años cuando regresaba de la lavandería.

Los investigadores consideran la posibilidad de que los dispositivos fueran parte de un plan para desviar recursos policiales del Capitolio. Justo cuando los agitadores comenzaron a entrar por la fuerza. Las bombas se pusieron al aire libre.

Las consecuencias: muertos, heridos y suicidios

El suceso se saldó con cinco muertos, entre ellos un policía y una de las manifestantes que fue herida al interior del Capitolio con un arma de fuero y falleció horas después en el hospital. También resultaron heridos 140 agentes.

Sin embargo, en número de víctimas de mortales aumenta si contamos el suicidio de cuatro de los agentes que participaron en el operativo contra el asalto en el Capitolio se suicidaron hasta el 3 de agosto.

“Lo que todos pasamos ese día fue traumático”, dijo entonces el agente Harry Dunn ante el comité del Congreso que investiga los sucesos. “No hay absolutamente nada malo en buscar ayuda profesional”, dijo, de acuerdo con una nota de el diario

Las investigaciones continúan

Más tarde el republicano fue blanco de un proceso de destitución - el segundo de su mandato - por "incitación a la insurrección" y a la "violencia contra el gobierno" estadounidense.

El ex presidente republicano evitó la destitución durante una votación en el Senado.

Más de 700 personas fueron detenidas por actos violentos o por haber entrado ilegalmente en un edificio público, pero ninguna por el delito de “insurrección".

Las investigaciones han demostrado que Trump y sus aliados hicieron un esfuerzo concertado para evitar que la sesión del Congreso presidida por Pence certificara ese día a Biden como ganador de las elecciones presidenciales de noviembre de 2020.

La pregunta es: ¿existe algún vínculo entre estos dos hechos?

Un comité especial de la Cámara de Representantes lo investiga, pero cuanto más avanza más se complica. ¿Si encontrara pruebas de que Trump, derrotado en las elecciones, incitó el asalto o conspiró para retener ilegalmente el poder, debería arriesgarse a mayores tensiones buscando un procesamiento penal del expresidente, algo sin precedentes en la historia del país?

El comité, que hasta ahora ha interrogado a casi 300 personas, debe terminar su trabajo antes de las elecciones de medio mandato de noviembre de 2022 porque los republicanos podrían recuperar el control de la Cámara y poner fin a la investigación.

En diciembre Liz Cheney, miembro de la comisión y una de las pocas republicanas que respaldan la investigación, dijo claramente que Trump está en el punto de mira.

"Nunca en la historia de nuestro país una investigación parlamentaria sobre las acciones de un expresidente ha estado tan justificada", afirmó. "No podemos ceder frente a los intentos del presidente Trump de ocultar lo sucedido".

Para William Galston, politólogo de la Brookings Institution "el 6 de enero fue el presagio de un peligro claro y actual".

"El intento de invalidar los resultados de unas elecciones democráticas ha fracasado" pero "¿será así dentro de tres años? No está tan claro", afirma. "Porque las personas que estaban decididas a invalidar los efectos de las elecciones de 2020 han aprendido mucho".

Biden acusa a Trump

El primer aniversario del asalto al Capitolio ilustró este jueves las profundas divisiones en Estados Unidos sobre uno de los sucesos más graves de su historia, con los demócratas unidos en su condena y la mayoría de los republicanos sumidos en el negacionismo.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pronunció su discurso más duro hasta ahora contra su predecesor, Donald Trump (2017-2021), a quien acusó de "crear y difundir una red de mentiras sobre las elecciones de 2020" que incitó a cientos de sus seguidores a atacar el Capitolio hace un año.

"Su ego herido le importa más que nuestra democracia y nuestra Constitución. No puede aceptar que perdió", dijo Biden desde la solemne Sala de las Estatuas del Capitolio estadounidense.

Sin pronunciar nunca el nombre de Trump, Biden convirtió su discurso en un alegato contra el ex mandatario.

"Él no solo es un ex presidente. Es un ex presidente derrotado, por un margen de más de 7 millones de votos, en unas elecciones completas, libres y justas", zanjó Biden.

Con información de AFP, EFE y Reuters