A través de un comunicado, el ministerio norteamericano dijo tener "evidencia" de que NSO y otras tres empresas de Israel, Singapur y Rusia "desarrollaron y suministraron software espía a gobiernos extranjeros" que lo usaron "para atacar maliciosamente" a funcionarios, "periodistas, empresarios, activistas, académicos y trabajadores de embajadas”.
Estas herramientas, continuó, también permitieron a otros países "llevar a cabo la represión transnacional, que es la práctica de los gobiernos autoritarios dirigidos a disidentes, periodistas y activistas fuera de sus fronteras soberanas para silenciar la disidencia".
"Estas prácticas amenazan el orden internacional basado en reglas", concluyó el Departamento de Comercio, que impuso fuertes limitaciones a las exportaciones de las cuatro compañías de software de vigilancia.
Reportando las sanciones, el diario económico israelí Globes dijo que, si NSO no logra que Estados Unidos levante o alivie las sanciones, "la dirección de la empresa preferiría vender" su división Pegasus, "a pesar de las varias demandas en su contra, a otra empresa cibernética”.
Se espera que NSO cambie el foco de sus desarrollos tecnológicos, alejándose del problemático ciberespionaje, pero "la idea detrás de Pegasus", escribió Assaf Gilead, seguirá "viva y coleando”.
Muchísimas otras firmas "operan en todo el mundo de manera similar y nadie en la administración estadounidense o en Apple habla de ellas", señaló el columnista. El concepto detrás de NSO "no desaparecerá pronto", aseguró.
"Decenas de empresas en todo el mundo" permiten a las fuerzas de seguridad "penetrar en la privacidad digital de los ciudadanos" para atender a "sus necesidades", recordó Gilead, quien concluyó advirtiendo que, si NSO cierra o se vende y "abandona el mundo del ciberataque, alguien más tomará la iniciativa”.
Solo queda esperar a conocer cuál será el nombre del próximo software escandaloso.