En la mayoría de las situaciones, los trabajadores necesitan el permiso de su patrocinador para transferir trabajos, terminar el empleo y entrar o salir del país anfitrión. Dejar el lugar de trabajo sin permiso es un delito que resulta en la terminación del estatus legal del trabajador y potencialmente encarcelamiento o deportación, incluso si el trabajador está huyendo del abuso.
Los trabajadores tienen pocos recursos frente a la explotación, y muchos expertos argumentan que el sistema facilita la esclavitud moderna.
¿Por qué se ha extendido tanto este sistema?
El sistema se expandió en la década de 1950, cuando los nuevos países del Golfo —ricos en petróleo— buscaron trabajadores extranjeros para laborar en proyectos de infraestructura a gran escala.
Dada su población relativamente pequeña, estos países necesitaban trabajadores temporales adicionales que pudieran venir durante los períodos de crecimiento en auge y regresar a casa cuando la economía se debilitara.
La protección de las empresas locales es una prioridad en los países del Golfo.
El sistema, al menos en principio, también estaba destinado a ofrecer a los trabajadores la protección que tanto necesitaban.
“Traían trabajadores del exterior que no hablaban el idioma, que no conocían las sensibilidades culturales, que venían sin una red de apoyo social”, dice Houtan Homayounpour, jefe de la oficina de Qatar de la OIT.
“Se suponía que el patrocinador debía cuidarlos, garantizar su seguridad, garantizar su bienestar. Y con el tiempo, debido a varios cambios en la legislación, esto se convirtió en un desequilibrio de poder entre trabajadores y empleadores, y eventualmente abrió a los trabajadores a abusos”, abunda Homayounpour.
¿En qué países existe?
Se encuentra en los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, así como en Jordania y Líbano.