El bloqueo de Facebook y la restricción de Twitter anunciada el viernes se produjeron el mismo día en que Moscú respaldó la imposición de penas de cárcel a los medios que publicaran "información falsa" sobre el Ejército.
La motivación de Rusia "es suprimir los desafíos políticos en un momento muy tenso para (Vladimir) Putin y el régimen, cuando se trata de aquellos que hacen preguntas muy difíciles sobre por qué Rusia continúa llevando a cabo esta guerra", dijo Steven Feldstein, investigador principal en la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.
Rusia se une así al minúsculo club de países que excluyen a Facebook, la red social más grande del mundo, junto con China y Corea del Norte.
Se esperaba que Moscú dominara rápidamente a su vecino, pero la campaña ya ha mostrado signos de que podría durar más y podría desencadenar una gran ferocidad militar.
"Es una herramienta de censura de último recurso", agregó Feldstein. "Están desconectando una plataforma entera en lugar de intentar bloquear páginas específicas o usar todo tipo de otros mecanismos que tradicionalmente se utilizan", precisó.
A principios de esta semana, el grupo de monitoreo independiente OVD-Info dijo que más de 7.000 personas en Rusia habían sido detenidas en manifestaciones por la invasión ucraniana lanzada por Moscú.
El grupo de monitoreo web NetBlocks resaltó que los movimientos de Rusia contra los gigantes de las redes sociales se producen en medio de protestas "que se coordinan y movilizan a través de las redes sociales y las aplicaciones de mensajería".
Mientras tanto, la guerra tiene lugar durante un período de represión sin precedentes contra la oposición rusa, que ha incluido el asesinato, el encarcelamiento o la expulsión del país de líderes de las protestas.
"Sin acceso a la verdad"
Desde la invasión de Ucrania por Moscú la semana pasada, las autoridades rusas han aumentado la presión contra los medios independientes a pesar de que la libertad de prensa en el país ya estaba decayendo rápidamente.
En este contexto, Facebook juega un papel clave en la distribución de información en Rusia, incluso a pesar de afrontar críticas fulminantes en Occidente sobre asuntos que van desde la división política hasta la salud mental de los adolescentes.
Natalia Krapiva, asesora legal tecnológica del grupo de derechos Access Now, dijo que las redes sociales han sido un lugar donde voces independientes y críticas han estado hablando sobre la invasión.
"Facebook es una de las plataformas clave en Rusia", dijo, y agregó que su pérdida es "un golpe devastador para el acceso a información independiente y para la resistencia a la guerra".
Rusia ha recibido sanciones sin precedentes de Occidente por la invasión, pero también rechazos tanto simbólicos como significativos de fuentes que van desde organizaciones deportivas hasta empresas tecnológicas estadounidenses.
La empresa matriz de Facebook, Meta, y Twitter, sin embargo, se han involucrado en el tema muy delicado de la información al bloquear la difusión de los medios de comunicación ligados al Estado ruso.
El regulador de medios de Rusia apuntó a ambos, y Roskomnadzor acusó a Facebook de discriminación hacia los medios estatales.
Grandes firmas tecnológicas estadounidenses como Apple y Microsoft han anunciado el cese de la venta de sus productos en Rusia, mientras que otras empresas anunciaron "pausas" de determinadas actividades comerciales o vínculos.
El viernes, el proveedor estadounidense de servicios de Internet Cogent Communications dijo que había "rescindido sus contratos" con clientes en Rusia.
The Washington Post informó que Cogent tiene "varias docenas de clientes en Rusia, y muchos de ellos, como el gigante estatal de telecomunicaciones Rostelecom, son cercanos al gobierno".
Es exactamente el tipo de medida por la que los funcionarios ucranianos han estado haciendo una gran campaña, pidiendo que Rusia sea privada de todo, desde Netflix hasta Instagram.
Sin embargo, expertos como Krapiva se preocupan por lo que eso podría significar para las voces críticas o disidentes dentro de Rusia, algo en fin, "contraproductivo".
"Existe el riesgo de que las personas no tengan acceso a la verdad", subrayó.