"Esta es la primera vez que he podido respirar en semanas", comentaba Mykola, un padre de dos hijos, con su coche lleno de mantas, zapatos y otras pertenencias empacadas apresuradamente.
Su familia estaba en el convoy de 570 vehículos que llegó a Zaporiyia, unos 250 kilómetros al noroeste, tras salir de la ciudad en el mar de Azov donde autoridades y organizaciones humanitarias alertan de una situación catastrófica.
El resto de vehículos evacuados tuvieron que pasar la noche en la carretera, señaló Mykola, que relató un azaroso periplo en el que el coche de su familia, con su mujer y sus dos hijos, tuvo que cruzar un campo minado con la ayuda del ejército ucraniano.
"Mientras pasábamos, había un coche calcinado. Los soldados dijeron que una mujer había saltado por los aires tras pisar una mina justo una hora antes de que llegáramos nosotros", narró.
En total, alrededor de 29,000 personas fueron evacuadas de varias ciudades asediadas en toda Ucrania solo en la jornada del martes, según Timoshenko.
El lunes, 160 vehículos ya habían abandonado Mariúpol, cuyos habitantes se vieron forzados a vivir en sótanos, sin agua, alimentos, luz o electricidad.
"Vivíamos bajo tierra y si estábamos a -4 ºC, era una buena temperatura", explicó Dmytro al llegar a Zaporiyia con sus mujer y sus dos hijos.
Con las manos negras de polvo, el hombre aseguraba que no pudieron limpiarse en dos semanas, que bebían agua del río y saqueaban tiendas para alimentar los niños.
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Era su tercer intento de salir de la ciudad. En los anteriores, fuerzas rusas con tanques y artillería les dijeron de "volver a casa de nuevo".
Tras una serie de fracasos por la falta de un alto el fuego ruso-ucraniano, las evacuaciones se han acelerado en Mariúpol, donde las autoridades aseguran que han muerto más de 2,100 personas desde que comenzó la invasión rusa el 24 de febrero.