Estados Unidos prohibió la entrada a su país a un número indeterminado de "funcionarios" chinos por su participación en la "represión" de minorías étnicas o religiosas, en particular de los musulmanes uigures, víctimas de un "genocidio", según Washington.
En un comunicado, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, anunció la imposición de "restricciones de visas a responsables de la República Popular de China sospechosos de ser responsables o cómplices de políticas o medidas que apuntan a reprimir responsables religiosos o espirituales"
También por represión a "miembros de grupos étnicos minoritarios, disidentes, defensores de derechos humanos, periodistas, sindicalistas, militantes de la sociedad civil y manifestantes pacíficos en China o en el extranjero".