Los adultos de esta provincia de la costa Pacífica no podrán ser arrestados ni enfrentarán cargos por posesión de dosis personales de hasta 2.5 gramos de drogas duras, y la policía no podrá confiscar el producto.
En lugar de eso, los usuarios recibirán información sobre cómo acceder a ayuda médica para las adicciones.
"Durante demasiados años, la oposición ideológica a la reducción del daño ha costado vidas", dijo Bennett en una conferencia de prensa al anunciar el programa piloto.
"Hacemos esto para salvar vidas, pero también para dar su dignidad y (capacidad de) decisión a los usuarios de drogas", declaró, agregando que se convertiría en "un modelo para otras jurisdicciones de Canadá".
Kennedy Stewart, el alcalde de Vancouver —epicentro de la crisis de opioides— dijo que la decisión "replantea en forma fundamental la política de drogas para favorecer la asistencia sanitaria en lugar de las esposas".
Llamándolo un "histórico, valiente y pionero paso en la lucha para salvar vidas de la venenosa crisis de las drogas", agregó que también reduciría los pequeños crímenes que suelen estar relacionados con adicciones.
Varias ciudades canadienses, incluyendo Montreal y Toronto, han manifestado su deseo de obtener exenciones similares.
El pequeño Nuevo Partido Democrático, de izquierda, presentará el miércoles al Parlamento una propuesta de ley para despenalizar la posesión de droga en todo el país, aunque se espera que sea derrotada.