De acuerdo con Chris Rinke, uno de los autores del estudio y experto de la Universidad de Queensland, estas larvas de escarabajo son capaces de sobrevivir con poliestireno durante todo su ciclo de vida.
"Queríamos asegurarnos de que después de comer poliestireno puedan desarrollarse como pupa (similar a la crisálida de mariposas) y escarabajos", manifestó a EFE Rinke.
Estos insectos pueden alcanzan entre 5 a 6 cm en su tamaño máximo y son nativos de Centroamérica y la zona septentrional de Sudamérica. El científico a cargo de la investigación describe a estos animales como "mini-plantas" de reciclaje que trituran este material plástico con la boca para después alimentar a las bacterias de su intestino.
Las características del estómago de estas larvas pueden contribuir a resolver uno de los problemas más graves de la economía global, que produjo cerca de 360 millones de toneladas de plástico en 2018, material que suele ser arrastrado a los océanos y provoca un fuerte impacto en los ecosistemas.
Si bien la capacidad de estos insectos para ingerir plástico no es algo nuevo para la ciencia, esta investigación aporta el uso de una nueva técnica metagenómica mediante la cual se extrae "todo el ADN de los microbios del estómago para secuenciarla y catalogar todas las enzimas codificadas" y el análisis integral de toda la comunidad de enzimas, explicó Rinke.