A veces pierde el hilo al hablar o se equivoca al leer un discurso. El tartamudeo que superó de pequeño resurge periódicamente. La Casa Blanca ha tenido que retractarse en varias ocasiones de comentarios inoportunos del presidente sobre asuntos diplomáticos delicados.
Ofrece menos conferencias de prensa y entrevistas que sus predecesores, prefiriendo los artículos de opinión en periódicos, un contenido que puede ser cuidadosamente controlado.
Los fines de semana suele desaparecer en una de sus dos casas de Delaware durante dos o tres días. Los corresponsales de la Casa Blanca sólo lo ven una vez, a distancia, cuando va a misa.
Y cuando los líderes del G7 posaron para las cámaras en una cumbre en junio, fue imposible ignorar la diferencia de edad entre Biden y el primer ministro canadiense de 50 años, Justin Trudeau, o el presidente francés de 44, Emmanuel Macron.
Conectar con los jóvenes
El presidente está lejos de ser la excepción en la política estadounidense, donde muchos actores clave tienen más de 70 años, incluido su predecesor Donald Trump, de 76.
Más allá de su salud, también está la interrogante de cómo un presidente nacido durante la Segunda Guerra Mundial puede mantenerse en contacto con los estadounidenses más jóvenes.
Según una encuesta de Morning Consult realizada entre abril y mayo, sólo el 43% de los demócratas de entre 18 y 34 años cree que Biden está cumpliendo sus promesas.
¿Quién podría sustituirlo? Los comentaristas son escépticos sobre las posibilidades de la vicepresidenta Kamala Harris, de 57 años, que sería una candidata natural si Biden se retira.
Un miembro de la guardia más joven del partido, como el gobernador de California Gavin Newsom, de 54 años, o el secretario de Transporte Pete Buttigieg, de 40, sería otra opción.