No obstante Chile cuenta con una ventaja climática: la corriente de Humboldt. Esta permite que las temperaturas se mantengan estables en comparación con otras regiones vitinícolas del mundo. Esto permite que puedan mantener el cultivo de las cepas tradicionales, como la Carmernere, que aunque es de origen francés, se siembra casi exclusivamente en este país sudamericano.
“En Chile, a diferencia de otras regiones vitivinícolas, por ejemplo, no hemos entrado en programas de cambio de cepa. En Burdeos (Francia), ellos están experimentando con la prueba de otras cepas para enfrentar el problema que tienen por el cambio climático”, explicó Gonzalez.
Lira admite que, aunque en menor medida con otras regiones, la zona vinícola Chile también sufre y sufrirá los efectos del cambio climático, por lo que también hay una labor de investigación para hacer plantas más resistentes. "Nuestra estrategia climática se enfoca en la mitigación, pero también en la adaptación".
Cambios empujados por los consumidores
La gerente de sustentabilidad señala que toda la cadena de valor, no solo la producción del vino, deben apuntar a prácticas más amigables con el medio ambiente.
Por ejemplo, los viñedos normalmente son vecinos de zonas de enorme biodiversidad, por lo que las compañías tienen un área que protege este aspecto. En el caso de Concha y Toro, la empresa tiene 4,200 hectáreas de bosque nativo protegido que acompaña a los viñedos para aumentar su resiliencia y regular sus ciclos hídricos, según indica Lira.