Una sonda atravesó la cavidad donde se encontraban los mineros, a más de 30 grados de temperatura, y el tubo volvió a la superficie con un trozo de papel con el escueto mensaje: “Estamos bien en el refugio los 33”, de acuerdo con la agencia española.
Los 33 mineros lograron ponerse a salvo en un refugio al fondo del socavón y las primeras semanas sobrevivieron con un puñado de conservas, unos paquetes de galletas añejas y unos litros de leche.
Sin embargo, los mineros no pudieron ser rescatados con vida hasta el 12 de octubre —69 días después— tras una enorme operación para liberarlos de la mina en la que estaban atrapados.
Así salieron los mineros
Entonces se llevo acabo cuidadosa operación, denominada San Lorenzo, que movilizó al gobierno de la época, a varias empresas, y a más de 800 personas, entre voluntarios y colaboradores que pusieron lo mejor de sí para rescatar con vida a los mineros atrapados.
El objetivo de la operación era abrir un pozo suficientemente ancho para enviar una cápsula de rescate hasta el refugio, disponiéndose a tal efecto tres planes alternativos. Durante ese tiempo, los mineros fueron alimentados y monitoreados, además de que se les permitió la comunicación con sus familias.
Después de 33 días de perforaciones interrumpidas sólo por problemas en la maquinaria, uno de los tres planes, el B, con la máquina Schramm T130 consiguió “romper fondo” a 623 metros de profundidad.