Mataron a dos atletas israelíes y tomaron a otros nueve como rehenes, con la esperanza de intercambiarlos por más de 200 prisioneros palestinos.
Tras largas horas de negociaciones, la intervención de los servicios de seguridad alemanes en la base militar fracasó "catastróficamente", dijo el presidente alemán.
Los nueve rehenes murieron en la operación, junto con un policía de Alemania occidental. Cinco de los ocho secuestradores fueron abatidos y los otros tres capturados.
Un total de 18 personas murieron en la toma de rehenes y muchos medios de todo el mundo calificaron los hechos de "masacre de Múnich".
Los "Juegos de la Alegría", que debían hacer olvidar los celebrados en Berlín en 1936 bajo el régimen nazi, se convirtieron en un fracaso.
"No estábamos preparados para un ataque así y, sin embargo, deberíamos haberlo estado", admitió Steinmeier.
El asalto policial estuvo mal organizado. La policía alemana "no hizo el más mínimo intento de salvar vidas", dijo Zvi Zamir, entonces jefe del servicio de inteligencia exterior (Mosad), en un informe desclasificado en 2012.
El Comité Olímpico Internacional (COI) decidió no interrumpir los Juegos.
Los familiares de los fallecidos "toparon con un muro" cada vez que intentaban obtener respuestas de Alemania o del COI, según el presidente israelí Isaac Herzog.