A diferencia de México, ningún periodista o trabajador de los medios de comunicación ha sido asesinado desde el 1 de enero de 2022. Pero al menos 26 periodistas están encarcelados en este momento, el triple que en 2017.
Al bloguero Raif Badawi, recientemente liberado después de 10 años en prisión, se le ha prohibido viajar fuera del reino.
Ni siquiera los periodistas exiliados se salvan del control de las autoridades saudís, pues el reino utilizó técnicas de espionaje muy avanzadas para seguir su rastro.
“La encarcelación de la mayoría de los periodistas se produce de forma arbitraria y la tortura para los presos por delitos de opinión es sistemática”, de acuerdo con la organización.
En 2021, RSF incluyó al príncipe heredero de Arabia Saudita como uno de los 37 depredadores de la libertad de prensa, listado en el que también aparecen mandatarios latinoamericanos como Jair Bolsonaro, de Brasil, o Nicolás Maduro, de Venezuela.
Mohamed Bin Salman concentra todo el poder en el país y desde el 27 de septiembre es oficialmente el primer ministro de Arabia Saudita, un puesto que suele ejercer el rey.
“Ejerce una represión polifacética, compuesta por espionaje, amenazas que en ocasiones acaban en secuestros, actos de tortura, y hasta lo inimaginable. El terrible asesinato en 2018 de Jamal Khashoggi reveló un método de depredación simplemente bárbaro.