Cada año, en Inglaterra se utilizan 2,700 millones de cubiertos de un solo uso, la mayoría de ellos de plástico, y 721 millones de platos, de los que solo el 10 % se recicla, según las cifras del ministerio.
A partir de octubre, comercios minoristas, restaurantes, bares, empresas de reparto a domicilio y cualquier otro negocio deberán haberse adaptado a la prohibición.
El gobierno británico recalcó en un comunicado que los desechos plásticos tardan cientos de años en descomponerse y provocan graves daños al ecosistema. Su producción, además, es una de las principales fuentes de emisiones de efecto invernadero.
"Todos conocemos los efectos absolutamente devastadores que el plástico puede ocasionar en el medioambiente y la vida salvaje. Hemos escuchado a los ciudadanos y este nuevo veto a los plásticos de un solo uso será la continuación de nuestro trabajo vital para proteger el entorno de cara a futuras generaciones", afirmó la ministra de Medioambiente, Thérèse Coffey.
El Ejecutivo subrayó que el 95% de los encuestados que participaron en una consulta sobre la medida se mostraron a favor del veto.
La organización ambientalista Greenpeace exigió por su parte una estrategia más ambiciosa: "Ir prohibiendo artículos uno por uno genera buenos titulares para el gobierno, pero no eliminará la asombrosa cantidad de plástico que el Reino Unido produce cada año", afirmó en un comunicado Nina Schrank, responsable de campañas sobre el plástico en Greenpeace UK.
La organización demanda una ley que obligue a los supermercados a ofrecer a sus clientes la posibilidad de utilizar envases reutilizables, un sistema de devolución de botellas ya utilizadas y que el Reino Unido deje de exportar desechos al extranjero.
El gobierno británico ya prohibió en 2018 la utilización de microperlas de plástico en la fabricación de cosméticos, mientras que en 2020 vetó los popotes de un solo uso y los hisopos de plástico.