"Las perspectivas de paz siguen disminuyendo. Las posibilidades de una mayor escalada y derramamiento de sangre siguen creciendo", señaló el secretario general.
"Me temo que el mundo no está caminando sonámbulo hacia una guerra más amplia. Me temo que lo está haciendo con los ojos muy abiertos", apuntó, antes de mencionar otras amenazas a la paz, desde el conflicto israelí-palestino hasta Afganistán, Birmania, el Sahel y Haití.
"Si todos los países cumplieran las obligaciones que emanan de la Carta (de la ONU), el derecho a la paz estaría garantizado", aseguró.
En términos más generales, Guterres denunció la ausencia de "visión estratégica" y "el sesgo" cortoplacista de los responsables políticos y económicos que, según dijo, "no solo es profundamente irresponsable, es inmoral".
"Migajas" para los pobres
Al subrayar la necesidad de actuar pensando en las generaciones futuras, el secretario general repitió su llamado a una "transformación radical" de la arquitectura financiera mundial.
"Hay algo fundamentalmente perverso en nuestro sistema económico y financiero", insistió, culpándolo por el aumento de la pobreza y el hambre, la creciente brecha entre ricos y pobres y el peso de la deuda de los países en desarrollo.
"Sin reformas fundamentales, los países y los individuos más ricos seguirán acumulando riqueza, dejando solo migajas para las comunidades y los países del sur", afirmó.
Una preocupación compartida por representantes de países en desarrollo.
Cuba, que preside el G77+China, que integran 134 países en desarrollo, pidió en este sentido, una "acción urgente y significativa" para corregir los enormes desequilibrios "que empujan a los países en desarrollo al borde del abismo", avivados por la pandemia de covid-19, la subida de los precios de los alimentos y la brecha tecnológica.
En septiembre pasado, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), estimó que el mundo había retrocedido cinco años en términos de desarrollo humano (salud, educación, nivel de vida).
"Los objetivos de desarrollo (ODS) están desapareciendo en el espejo retrovisor", lamentó Guterres, en referencia a los 17 objetivos fijados en 2015 para lograr en 2030 la erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria para todos y el acceso a energías limpias y asequibles.
"Tenemos oportunidades de salvarlos", aseguró sin embargo el secretario general, quien está organizando una cumbre en Nueva York sobre este tema en septiembre.
También reclamó al Grupo de las Veinte economías avanzadas (G20) que adopte medidas de apoyo para los países en desarrollo y sus responsabilidades en materia de lucha contra el calentamiento global.
La lucha contra el cambio climático estará en el centro de otra cumbre también prevista en septiembre a la que Guterres ha invitado a los líderes mundiales, "con una condición".
"Muéstrennos una acción acelerada para esta década y nuevos planes ambiciosos para la neutralidad de carbono o, por favor, no vengan", dijo.
También arremetió una vez más contra el sector de los combustibles fósiles: "Si no son capaces de establecer un rumbo creíble hacia la neutralidad de carbono, (...) no deberían estar en el negocio".
"Necesitamos una revolución de las energías renovables, no un resurgimiento autodestructivo de los combustibles fósiles", aseguró.
Asimismo, Guterres consideró que los derechos de la mujer experimentan un "retroceso intenso". "La mitad de la humanidad se enfrenta a las violaciones de los derechos humanos más extendidas de nuestra época", dijo.