Para mostrar que estaba totalmente recuperado, Francisco salió de su coche antes de abandonar el recinto del hospital, utilizando un bastón para apoyarse.
Saludó a los que le deseaban lo mejor y habló brevemente con los periodistas que le esperaban, confirmando que presidiría la misa del Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro y pronunciaría su habitual discurso semanal a los fieles.
La misa del domingo da inicio a una semana de actos pascuales y el Vaticano dijo posteriormente que el Pontífice participaría en esas celebraciones, apoyado por cardenales.
Antes de subir al coche, Francisco abrazó a una madre sollozante, cuya hija había fallecido en el hospital, y rezó con ambos progenitores.
También firmó la escayola de un niño con un brazo roto y saludó desde la ventanilla de su coche mientras se alejaba.
A la pregunta de los periodistas de si había sentido miedo durante su estancia en el hospital, respondió: "No, miedo no".
"En un hospital hay mucho heroísmo, mucha ternura por los pacientes. Los enfermos somos caprichosos. El capricho viene con la enfermedad. Hay que tener paciencia", dijo, alabando el trabajo de todo el personal del Gemelli.
"Fui a la sala infantil y vi con qué ternura cuidaban a los niños", dijo. "Ahora necesito dormir cuatro días", bromeó tras responder a las diversas preguntas.
El papa, que en marzo cumplió 10 años de pontificado, ha sufrido varias dolencias en los últimos años.
Fue hospitalizado por última vez en 2021 para someterse a una operación de colon, pero en aquella ocasión no se mostró públicamente mientras abandonaba el Gemelli.
Se enfrenta a una semana de pruebas, ya que la Iglesia católica romana se prepara para la fecha más importante de su calendario -el Domingo de Pascua, el 9 de abril- con una serie de ceremonias, servicios y procesiones.
El decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, ya ha dicho que un cardenal ayudará al Papa durante las celebraciones de la semana y se ocupará de las tareas del altar.
El año pasado se adoptó una medida similar durante algunos actos de Pascua debido a un persistente dolor de rodilla, dejando la dirección de las misas en manos de cardenales de alto rango.