Llegó a denunciar a su agresor ante las autoridades eclesiásticas, pero se sintió "ignorada".
Tres años más tarde, los expertos de la comisión independiente ofrecieron escucharla y proporcionarle un apoyo psicológico.
En abril, el cardenal-patriarca de Lisboa y máximo prelado de la iglesia portuguesa, Manuel Clemente, se declaró dispuesto a "reconocer los errores del pasado" y a "pedir perdón" a las víctimas.
El jesuita Hans Zollner, miembro de la comisión pontificia para la protección de los menores, lamentó que "la magnitud de las cifras y de los testimonios" no era algo nuevo y hacían eco a otros relatos escuchados en todos los "rincones del mundo”.
Pero el trabajo de la comisión independiente es también "la señal de que la Iglesia es capaz de enfrentar esta profunda herida", añadió el director del Instituto de Antropología para la prevención de abusos tras la presentación del informe.
El papa Francisco viajará a la capital portuguesa en agosto para las jornadas mundiales de la juventud y podría reunirse con las víctimas, indicó recientemente el arzobispo auxiliar de Lisboa, Américo Aguiar.
Ante los miles de casos que han salido a la luz en todo el mundo y las acusaciones de encubrimiento, el pontífice prometió en 2019 erradicar los abusos sexuales a menores en el seno de la iglesia.
Varios países han publicado informes para arrojar luz sobre el fenómeno, entre ellos Francia, Irlanda, Alemania, Australia o Países Bajos.
Los obispos portugueses se reunirán a inicio de marzo para sacar conclusiones del informe y "erradicar en la medida de lo posible esta lacra de la vida de la Iglesia", declaró en enero el secretario de la conferencia episcopal, el padre Manuel Barbosa.
Mientras tanto, Alexandra ve el trabajo de la comisión como un "buen inicio" para los que buscan "romper el muro" de silencio que los rodeó durante tanto tiempo.