Manifestaciones y restricciones a importación
Greenpeace denunció que el proceso de filtración era defectuoso y que una "inmensa" cantidad de material radioactivo se dispersará en el mar en las próximas décadas.
Pero Tony Hooker, experto nuclear de la Universidad de Adelaida (Australia), lo tachó de "alarmismo".
"El tritio ha sido liberado (por las centrales nucleares) durante décadas sin evidencias de efectos perjudiciales para el medio ambiente o la salud", dijo a la AFP.
La Organización Internacional de la Energía Atómica dijo en julio que la descarga tendrá un impacto "insignificante en la población y el medio ambiente".
Sin embargo, el plan japonés genera inquietud en la región.
En Corea del Sur se produjeron manifestaciones en contra y algunos ciudadanos, alarmados, hicieron acopio de sal marina por temor a que el agua de la que se obtiene termine contaminada.
Sin embargo, el gobierno del presidente Yoon Suk Yeol, en plena campaña de distensión de las históricamente distantes relaciones con Tokio, no se ha opuesto al plan de Japón.
China, en cambio, criticó la decisión nipona. "El océano es propiedad común de toda la humanidad, no un lugar para que Japón vierta arbitrariamente agua contaminada con materia nuclear", reaccionó el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin.
Pekín tomará "las medidas necesarias para salvaguardar el entorno marino, la seguridad alimentaria y la salud pública", añadió.
El gigante asiático prohibió la importación de productos alimentarios de diez prefecturas niponas e impuso controles de radiación a los del resto del archipiélago.