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Cómo Victor Jara se volvió el primer mártir de la dictadura en Chile

El cantante, que apoyaba públicamente al gobierno del socialista Salvador Allende, fue torturado y asesinado por militares en los días posteriores del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
mar 05 septiembre 2023 07:07 AM
muerte de Víctor Jara
El 12 de septiembre de 1973, apenas un día después del golpe militar que terminó con el gobierno socialista de Allende, Jara fue detenido y llevado al Estadio Chile, donde sería torturado y asesinado.

Victor Jara, un cantautor chileno cercano al gobierno de Salvador Allende, estaba en Isla Negra, un destino de playa a 100 kilómetros de Santiago, un mes antes del golpe de Estado que cambiaría la historia de este país sudamericano. Ahí compuso y grabó una de sus canciones más emblemáticas, “Manifiesto”, de acuerdo con la biografía La vida es eterna, del historiador español Mario Amorós.

“Mi canto es de los andamios / para alcanzar las estrellas / que el canto tiene sentido cuando palpita en las venas / del que morirá cantando / las verdades verdaderas”, dice Jara en una letra que parece premonición. Unas semanas después de grabar la pieza, su cercanía el gobierno de la Unidad Popular, como se conoció al mandato de Allende, le costó la vida.

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El 12 de septiembre de 1973, apenas un día después del golpe militar que terminó con el gobierno socialista de Allende, Jara fue detenido y llevado al Estadio Chile, donde sería torturado y asesinado.

Casi 50 años después de su ejecución, el 28 de agosto de 2023, seis exmilitares fueron condenados por este crimen.

Autor de otros temas como "Te recuerdo Amanda” y "El derecho de vivir en paz", Víctor Jara es considerado un símbolo de la Nueva Canción Chilena, un movimiento musical y social de años 1960 hasta el comienzo de la década de 1970, y también como uno de las víctimas más emblemáticas de los militares que ocuparon el poder.

Una vida dedicada al arte

Jara nació el 28 de septiembre de 1932 en el sur de Chile. Era hijo de Manuel Jara, quien se dedicaba al campo, y de Amanda Martínez, una cantora popular. Tenía cuatro hermanos. “Luego de deambular por Chillán Viejo y Lonquén, en 1944 llegó a Santiago junto a su familia”, indica el sitio Memoria Chilena de la Biblioteca Nacional de Chile.

Ingresó al coro de la Universidad de Chile en 1953, su primera incursión en la música, en parte influenciado por su madre, pero su primera opción siempre fue el teatro, carrera que estudió en la misma institución entre 1959 y 1961.

“Durante toda la década de 1960 se consolidó como uno de los mejores directores de la escena chilena, obteniendo numerosos premios y reconocimientos del público y la crítica especializada”, indica el sitio.

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A la par, siguió con su carrera musical. Sus composiciones tendían al de la tradición popular y la reivindicación social de las clases desposeídas de Chile. Colaboró con el conjunto Inti Illimani y fue parte estable de la Peña de los Parra. Como solista, ganó en 1969 obtuvo el premio del Primer Festival de la Nueva Canción Chilena por la canción "Plegaria a un labrador".

El compromiso político de Jara

Además de su rescate al folclor chileno, la obra de Jara, sobre todo en la década de 1970, se caracterizó por su compromiso político.

Ya en 1969, con la canción "Preguntas por Puerto Montt”, demostraba su lado más contestatario. En esa pieza, el también actor cuestionaba al entonces presidente Eduardo Frei Montalvo, por la represión de los carabineros contra pobladores de esta ciudad del sur de Chile, donde murieron 11 personas, niños incluidos.

Desde la campaña de Salvador Allende y durante el gobierno de la Unidad Popular, Víctor Jara asumió una posición definida, militante y sin tapujos, de compromiso con el "socialismo a la chilena”. Una vez instalado el gobierno de la Unidad Popular, Jara fue nombrado embajador cultural.

Jara incentivó la participación activa en trabajos voluntarios para resistir huelgas que grupos contrarios a Allende promovieron. Un ejemplo de esto es su canción "Qué lindo es ser voluntario". Jara se transformó en uno de los rostros artísticos representativos del gobierno popular.

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“La canción sigue siendo un arma de lucha. La canción auténtica, la revolucionaria, tiene que cambiar al hombre para que éste cambie el sistema. Este intento de búsqueda de los compositores sigue estando comprometido con la realidad de Chile”, decía Jara en una entrevista con La Nación, en 1971.

La detención y asesinato de Víctor Jara

El 11 de septiembre de 1973, Jara se dirigió a su trabajo con normalidad. En la tarde tenía programado asistir a un acto donde hablaría el presidente Allende. Pero eso nunca pasó.

Solo un día después del golpe de Estado, Jara fue detenido en la Universidad Técnica del Estado, donde ejercía como profesor por invitación del mismo Allende. Además de Jara, fueron detenidos otros profesores y alumnos de la universidad.

Junto con Jara estuvieron detenidos Littré Quiroga, director nacional de prisiones durante el gobierno de Allende, y otras 5,000 personas. En los días previos a su ejecución, el cantante escribió su último poema, “Somos 5,000”.

“Pasaron horrores ahí. Víctor pidió un papel a un compañero que tenía en el estadio y empezó a escribir lo que sería su último poema, que es una clase de testimonio de lo que estaba viviendo y sintiendo allí en el estadio. Los compañeros que estaban ahí lo iban aprendiendo de memoria y se logró sacar”, explica Joan Jara, la esposa del cantautor, en una entrevista con la BBC publicada en 2018.

Jara fue castigado con saña por los militares por ser una figura pública en esa época.

"Se le aplicaron torturas físicas, siendo los golpes más severos aquellos que recibió en la región de su rostro y en sus manos", según la investigación del juez Miguel Vázquez.

Las agresiones "tuvieron como principal aliciente" su actividad artística, cultural y política, "estrechamente vinculada al recién derrocado gobierno" del socialista Salvador Allende, agrega la sentencia.

Después de tres días de torturas, cuando se dispuso el traslado de los detenidos en el Estadio Chile al Estadio Nacional, Jara y Quiroga fueron separados de los prisioneros y llevados a los camarines, donde se les dio muerte.

El cantante recibió 44 tiros, mientras que el funcionario del gobierno de Allende recibió 23 balas. Jara tenía 40 años.

Los cuerpos de ambos fueron arrojados a la vía pública, junto a otros cadáveres. Fueron identificados por pobladores y llevados al Instituto Médico Legal, donde el cadáver de Jara pudo ser identificado por su esposa, Joan. El cuerpo fue sepultado por la familia en secreto.

“Víctor se transformaba en el testimonio de la brutalidad del golpe de Estado, en un mártir de la causa política representada en la Unidad Popular, y en el espíritu que haría a generaciones identificarse con la cultura popular chilena”, indica Memoria Chilena.

Militares son condenados por el asesinato

La Corte Suprema de Chile condenó este lunes a siete militares en retiro a penas de hasta 25 años de prisión por el secuestro y asesinato del emblemático cantautor Víctor Jara hace 50 años, días después del golpe de Estado de Augusto Pinochet.

A dos semanas de que se cumpla el aniversario del sangriento derrocamiento de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, el máximo tribunal impartió la sentencia definitiva por el crimen de Jara, una de las voces más reconocidas de la música popular de América Latina.

Siete antiguos oficiales deberán pagar entre 8 y 25 años de prisión, según dictaminó la corte que decidió elevar las penas fijadas inicialmente, tras analizar un recurso de revisión presentado por los acusados.

Los exoficiales del Ejército Raúl Jofré, Edwin Dimter, Nelson Haase, Ernesto Bethke, Juan Jara y Hernán Chacón deberán pagar 15 años por el asesinato de Jara y Quiroga, además de 10 años por ambos secuestros, según el fallo.

El militar Rolando Melo recibió una pena de ocho años como encubridor. Con edades entre los 73 y 85 años, los condenados seguían el proceso en libertad, por lo deberán ser conducidos a prisión en los siguientes días.

Otro de los acusados como autor material, Pedro Barrientos, está requerido en extradición desde Estados Unidos.

La corte federal de Florida lo declaró en junio de 2016 responsable del asesinato de Jara, y ordenó el pago de 28 millones de dólares en compensación a su familia.

Un símbolo para el Chile actual

Víctor Jara aún es un símbolo para muchos chilenos. En 2008, el gobierno de Chile rebautizó el Estado Chile, el lugar donde murió a manos de los militares, como estadio Víctor Jara.

En diciembre de 2009, 36 años después de su muerte, la justicia chilena ordenó la exhumación de sus restos, lo cual permitió que el artista fuera enterrado en una ceremonia oficial en la que participó la entonces presidenta de Chile Michelle Bachelet.

Una de sus canciones más emblemáticas, “El derecho de vivir en paz”, se convirtió en uno de los himnos del estallido social de octubre de 2019, las mayores protestas antigubernamentales en Chile desde el fin de la dictadura de Pinochet, en 1990.

Con información de AFP

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