Scalise esperaba poder someter a votación su candidatura inmediatamente en sesión plenaria en el hemiciclo, un paso necesario, pero una decena de conservadores aseguraron que se opondrían a ella por varios motivos: las posiciones presupuestarias del congresista, el hecho de que padece cáncer o un discurso pronunciado hace dos décadas en una convención sobre un exjefe del Ku Klux Klan.
"Ha sido todo un viaje, y aún queda mucho camino por recorrer. Acabo de comunicar a mis colegas que voy a retirar mi candidatura como presidente a designar", dijo Scalise cuando pareció claro que no lograría los 217 votos necesarios para llegar al cargo.
La Cámara Baja lleva paralizada desde hace más de una semana y sin visos de salida.
Su presidente anterior, Kevin McCarthy, fue destituido el 3 de octubre debido a disputas entre congresistas republicanos moderados y los partidarios del expresidente Donald Trump. Su salida ha dejado a la luz las enormes fracturas entre los conservadores estadounidenses, cuando falta un año para las elecciones presidenciales de 2024.
El Congreso tiene dos cámaras: el Senado, donde los demócratas del presidente Joe Biden tienen la mayoría, y la Cámara de Representantes, inmersa en un caos sin precedentes.
Las luchas internas de los republicanos han dejado a la cámara incapaz de actuar para apoyar la guerra de Israel contra los militantes palestinos de Hamás y aprobar proyectos de ley de gasto público antes de que se agoten los fondos el 17 de noviembre.
Los republicanos esperan evitar que se repita el bochornoso espectáculo que se produjo en enero, cuando los conservadores de línea dura obligaron a Kevin McCarthy a soportar 15 votaciones en el hemiciclo durante cuatro días antes de conseguir el cargo.
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